JUEVES 18 ABRIL, 2024

De nada sirve 

31 - marzo - 2019

Pues sí...

La raza rayada que unos minutos antes se burlaba de la raza felina cuando ya había terminado en la capital el juego ante América y el Monterrey lo ganaba en La Pastora 2-0 al 50', cambió la sonrisa de burla por una mueca de angustia que se agudizó conforme avanzaban los minutos y las huestes azules --que los daltónicos capitalinos ven celestes-- avanzaban sobre el arco rayado.

Cuando se produjo el descuento por un cabezazo de Caraglio, un presentimiento los asaltó:

- "Nomás que no nos vayan a sacar el partido". 

Y sí.

El gol cementero fue precedido de un penal no marcado de Aldrete sobre Pizarro, que el silbante o no vio o no quiso ver por seguir con la vista la pelota y dejar de ver que dos cuadros antes de la película, el defensor se llevara de encuentro en el área al volante albiazul. 

Probablemente el señor árbitro piensa que debe estar el balón en los pies y a distancia de ser jugado para que aplique la marcación de un penal. Y no.

Cuando vino al 90’ el gol de Litchnovsky, la raza se molestó en serio.

Ni el golazo de Avilés o el de Montes los consoló. De nada sirve meter un gol o dos o 35 si dejas que el rival te haga la misma cantidad y no sabes controlar el juego y el marcador.

No sé si llevó esa materia en el curso el profe Alonso o no pudo asistir o no entendió la clase.

Por supuesto que hay formas de controlar partidos, manejar tiempos, espacios y el juego; una es defendiéndote con la pelota en los pies; mantener tu volumen de ataque, impidiendo la reacción del rival o meter el camión atrás, colgar a tus ONCE del travesaño y soportar metralla con el riesgo de que el rival, desesperado, te prenda con un volado entre quijada y oreja y te alcance en el marcador o hasta te gane.

Y sí. Pasó.

La raza se fue muy molesta del domo de acero. Piensan --porque lo dijeron, no que uno adivine el pensamiento-- que ese equipo le queda grande al entrenador.

Que no toma las decisiones adecuadas. Que no hace los ajustes en cancha, los movimientos precisos en el tablero conforme te lo pida el juego, el tiempo, el marcador, las circunstancias de cada partido.

Ya luego culpar a tus jugadores de los yerros, sí está más grave. Responsabilizarlos por falta de "mentalidad" y por "nerviosismo", parecen puñaladas traperas para sus muchachos, por más que diga que le gustó "muchísimo" lo que hizo su equipo.

....

Y bueno, en Tigres les fue peor...

América les pegó durísimo.

Aunque los felinos hayan paseado infructuosamente el balón de un lado a otro --Duda: ¿Les pagan un sueldo mensual fijo o por pelota que tocan? -- no pudieron entregar mejores cuentas. Intentaron por ahí con dos o tres tiritos, dos o tres esbozos de Quiñones, Valencia, Aquino y nada.

Normal en los felinos, por más que les produzca enojo a los fans del equipo nicolaíta. 

Teniendo para jugar mejor y ganar, la constante dice que este equipo se siente cómodo jugando a media marcha, en segunda velocidad, sin meter tercera y el 'overdrive' ni soñarlo; sin acelerar a fondo jamás. Cascareando, canchereando (whatever that means), sobradones, con esa actitud de "en cualquier momento que me dé la gana, les gano". Y no. Al único elemento que se le ve pasión, es al entrenador. Es el único que se encabrita porque las cosas no salen, pero en la cancha, la única forma de hacer que se prendan es burlándose de ellos al final del juego, como hizo Edson Álvarez.

De hecho, Nahuel se vio más intenso en ese reclamo que en todo el partido.

Dicen que todo se parece a su dueño... ¿no?

Este Tigres es como el Ferrari del profesor Ferreti, ese que tiene en su cochera. ¿Tú crees que en las calles tipo campo minado de Monterrey, en algún momento de su fructífera vida, ese Ferrari ha sido acelerado a más de 70 km/h?...

Como todo el equipo, como el Ferrari de Tuca, como a Luis Rodríguez, todavía estoy esperando verlo correr "bien recio", en lugar del trote de caballito percherón que trae desde que lo vi alguna vez en Jaguares.

Ojalá algún día se dé.

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Y el León, señores, como en aquellos tiempos del Pulpa Washington Etchamendi, como en los noventa que Vuce lo hizo campeón con un gol de Carlitos Turrubiates, surgido de los Jabatos de Chava Carrillo; como el que fue bicampeón con Matosas, hoy con Nacho Ambriz está regateando elogios de los especialistas que solo hablan de los equipos chilangos porque pierden, o porque ganan, pero ignoran el gran trabajo que hace Ambriz en la escuadra del Bajío. 

Y sin Boselli... y sin Sambueza.

¡Vaya, vaya!

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