VIERNES 19 ABRIL, 2024

Los fantasmas

29 – abril – 2019

Pues ya quedó... o casi.

Los que se pusieron listos sellaron ya su boleto para la Liguilla y solo queda por ahí tal vez uno en juego que definirán al cuarto para las 12, cuando el tren esté ya calentando para arrancar.

Los de los equipos "grandes" que dicen que existen en México veo dos sufriendo porque quedaron fuera y uno más o menos, dando traspiés, pero enderezó el camino y ahí está entre los primeros cuatro; y el otro, América, apenitas, cascabeleando feo, debajo de los equipos regios y entrando a la Liguilla por una puerta lateral.

Tigres se tiró un partidito en Puebla donde, a falta de espectáculo en la cancha, el show lo ofrecieron en la banda los señores de la tercera edad que dirigen ambos equipos.

En La Pastora, con su segundo cuadro, Rayados salieron a despachar el compromiso ante Necaxa. Un equipo bastante respetable (que ya quisieran algunos para un sábado por la noche) el que paró Alonso y que al final tuvo que conformarse con la igualada.

El silbante se robó el show expulsando a un jugador que ya había sido cambiado, que ya había salido de la cancha y que nada tenía que hacer dentro.

Cuando terminó ese juego, siguió el de Rayaditas. Pues la cuarteta arbitral se quedó casi las dos horas que duró ese otro partido femenil para tratar de "cuadrar" la cédula arbitral, porque no hallaban cómo hacerle para parchar sus errores.

El del cuarto oficial por no revisar la indumentaria del jugador que entraba; el del central que autorizó a Fernández que entrara de nuevo en la cancha y propiciar la amarilla y roja, cortesía total y absoluta del juez central.

Tan sencillo que hubiera sido. Cambio, quién entra, quién sale. Perfecto. ¿No tiene su equipamiento correcto?, No pasa nada, que cuando lo tenga, entre. Así de sencillo.

Pero se les hizo una novela y el que la pagó fue el jugador necaxista. Por supuesto que merecía la roja; no puedes tocar al juez, pero incluso la amarilla no tendría que haber salido, si ese jugador ya estaba fuera del campo. En fin.

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Y hablando de otro partido...

Este domingo los felinos entrenaron con poco más de 27 mil seguidores arropándolos, mientras que los Rayados lo hicieron en privado.

Diversas ópticas, diversas percepciones en ambos bandos.

Nadie puede afirmar que una u otra situación sea negativa o positiva, sencillamente pareciera más seguridad en la divisa de amarillo y azul porque no tiene nada que esconder y por el contrario se sienten mimados por la raza y le dan el gusto a su afición de verlos trabajar un rato.

En Rayados es más común que bajen la cortina. Son estilos de trabajo, simplemente. Insisto nadie puede afirmar a ciencia cierta que esto sea bueno o malo. Simplemente ocurre.

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Ahora...

Ya hablando del partido de Vuelta de la Final de la Concachafa, decían los antiguos: la moneda sigue en el aire.

Algunos fans rayados se soltaron el chongo y festejaron el 1-0 como si hubiesen metido siete y la vuelta fuese de mero trámite.

Creo que los de azul y blanco están más nerviosos por lo que pudiese ocurrir, considerando capítulos de películas de terror que les ha tocado protagonizar en ese mismo set, montado a un ladito del zoológico de La Pastora.

Por supuesto que el Monterrey está hecho una fiera y puede obtener el título, me queda muy claro... si salen en una buena noche; lo que no deben olvidar es que Tigres se siente muy cómodo en el estadio albiazul y así que tú digas: "Uuuuy, se ponen nerviosísimos, ¡pues no!"

En contra el equipo del profesor Ferretti tiene un fantasma que le ronda cerquita: la dificultad para obtener un título internacional. Ya vimos cómo, en su momento, le temblaron las piernitas a la hora buena ante River en Libertadores, un equipo de medio pelo, pero bravo para meter la pierna.

Acá puede ganar cualquiera, pero que ambos traen una sombra de fantasma haciéndoles marca personal, ni quien lo ponga en duda.

Así que, advertidos estamos...

¡Y que vengan las apuestas!

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