JUEVES 25 ABRIL, 2024

Un adicto a la Conca

02 - mayo - 2019

Rayados es un adicto a los títulos de la Concacaf: ha jugado cuatro Finales en menos de una década y las ha ganado a todas. Cuando una situación se repite con mucha frecuencia nunca es casualidad.

La nueva consagración de Rayados en el plano internacional tiene una connotación mayúscula, quizás imborrable y hasta decisiva que sepulta cualquier debate: le ganó la Final a Tigres para escalar al tetracampeonato. Nada podrá compararse a semejante logro celebrado por duplicado.

Pero más allá de las singularidades que ha ofrecido esta definición por contexto, hubo un componente intrínseco que lo resolvió todo: el gen competitivo de Rayados en estas instancias que, cuando las pisa en este torneo, es implacable.

Y no necesariamente ha sido motorizado por esa subjetiva mirada de venganza ante un Tigres que ya le había comido un título de Liga en su estadio, sino que, en el balance de la serie, todo resultó ser una confirmación de ambiciones que supera fronteras.

Rayados ganó con autoridad, allá y acá, convencido hacia dónde debía llegar. Y si el objetivo está definido, siempre le reducirá obstáculos al camino.

Esta autenticidad de Rayados en la órbita internacional está directamente conectada a sus propósitos deportivo-empresarial.

Lleva en la sangre esa necesidad de trascender la Liga porque entiende que la globalización de un club en estos tiempos es altamente rentable.

Quizás este rasgo es el más distintivo que tiene el equipo de FEMSA por encima de esa identidad futbolística que todavía no se define y se le discute.

Si fuese por Rayados, siempre con una idea europea, tendría un equipo de puros extranjeros. Ha sido el primer club en defender el mayor cupo posible de jugadores foráneos en la Liga MX, motivado por un criterio de apertura con el fin de nivelar hacia arriba la competencia doméstica.

Es por eso que no es casualidad que Rayados le dé significativa importancia al devaluado torneo de la Concacaf. Le importa no sólo llegar lejos, sino también el aparador que le otorga la Conferencia. Le interesa la proyección de este torneo, el valor del premio y el roce con la primera clase del futbol.

Rayados hizo méritos para estar otra vez donde quería. Alonso, en medio del confeti, dijo que el club le había dado un monstruo y sólo había que alimentarlo.

Quizás Alonso no conozca toda la historia o apenas se la han contado. Quizás hoy sepa que el club donde está, desde hace un buen tiempo hacia acá, ha estirado los límites de su destino final: un título de Liga puede que sea una obsesión, pero lograr uno internacional siempre será para Rayados una obligación.

Esto explica lo de sus cuatro coronas donde nada ha sido aleatorio. Para ganar estas Finales hay que saber jugarlas y Rayados, en todas desde Suazo hasta Nico Sánchez, emblemas y próceres, ha construido su propia marca consagratoria con base a esa adicción por trascender y a sus firmes e inoxidables ideales.

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