Martes 07 de mayo de 2019
Hace rato que Tigres y Rayados marcan "la" diferencia en el futbol mexicano. Y desde hace poco también se han colgado de este fenómeno Rayadas y Tigres Femenil, quienes le han tomado una considerable distancia al resto. La supremacía regia se ve y se siente.
Como nunca antes Tigres y Rayados, en cualquiera de sus facetas -también se incluye a las Fuerzas Básicas- han coincidido en la cúspide. Nada es casual, sino consecuencia de un todo de la mano del indispensable componente financiero.
Desde diciembre de 2017 a la fecha, Tigres y Rayados se han cruzado en tres Finales y van por una más. Una Liga para Tigres, la Concacaf para Rayados y, en el medio, un título de Femenil que festejó Tigres. Todas estas definiciones se dieron en el BBVA, como también lo harán otra vez las chicas la semana que viene.
No es muy común que clásicos adversarios se enfrenten con tanta frecuencia en Finales, pero los dos equipos regios lo han naturalizado. Al menos, a base de poder y campeonatos han obligado a ser incluidos en la élite nacional.
La Liga y sus participantes ya no se sorprenden de tamaña ventaja. Hasta cierto punto, deportiva y económicamente, les conviene a todos, más allá de que hasta hace poco había muchas más preferencias orientadas al centralismo y no al federalismo de la competencia.
Pero Tigres y Rayados han desafiado y destrozado esa idea. Han estirado las coordenadas del mapa futbolístico hacia el norte del país, y no sólo son un referente, sino también han logrado acentuar las diferencias.
Es cierto que invertir ayuda mucho y estira la brecha, pero sin el factor competitivo como gen de estos clubes serviría de poco el dinero. El malgasto también ha sido un problema para Tigres y Rayados en la década pasada. La bonanza institucional y deportiva de la actualidad ha sido un aprendizaje de aquello.
Sin embargo, este aumento de calidad es directamente proporcional a la pérdida competitiva del resto. En muchos casos, no hay equivalencias.
Tigres y Rayados ganan por jerarquía, independientemente de cómo jueguen. Hay márgenes escandalosos en ese sentido en varonil y femenil. Si les es difícil competir a otros equipos medianamente poderosos, para la mayoría, sencillamente, es imposible.
Y así, mientras Rayados y Tigres son cada vez más convocantes y se cotizan cada vez más en un mercado dispar, la lógica le sigue marcando el camino.
El rol protagónico de los equipos regios es desmesurado frente a los demás actores de reparto. Y la tendencia no da señales de revertirse. Es más, se corre un al altísimo riesgo de que la competencia pierda su gracia.