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Rayados da otra lección

Jueves 16 de mayo de 2019

La historia se repite y en el resultado va implícita la sentencia: en los últimos tres Clásicos, Rayados demostró desde la autoridad competitiva, la lectura y la ejecución la simpleza con la que se puede soplar al vacío a este Tigres en decadencia.

Rayados se ha preocupado y le ha encontrado la vuelta a un modelo adversario cuyas opciones son las mismas de siempre. Y ante esta reincidencia, se facilita todo. La automatización de Tigres, y más aún hoy en condiciones muy precarias, invita a ser vulnerado. Alonso y su equipo ya saben de donde jalar.

El ego y orgullo de Ferretti también ayuda al combo de situaciones por las cuales el Tigres actual titubea y da partidos horribles. Ferretti sigue dependiendo del humor de algunas de sus individualidades y se le cae a pedazos el armazón.

El futbol necesita más de un equipo que de un sistema y Ferretti le sigue apostando a un estilo caduco por más que se le descompense la fórmula. Incluso, hasta la defensa, esa histórica línea que, entre otros logros, ha defendido y sostenido al DT por muchos años.

Si la defensa de Tigres ya es un carnaval se acabó el cuento. Los centrales Ayala y Salcedo no se complementan y Ferretti lo quiere parchar metiendo a Pizarro como mediador entre los dos. Es decir, no piensa en otras soluciones sino en cómo acomodar las jerarquías para que la exhibida sea menos dolorosa.

También hay muchos otros mensajes que dañan a Tigres. No se respetan ni se castigan los momentos. Tal es el caso de Zelarayán, el jugador diferente al que Ferretti condena a la banca por jugar bien. Y cuando lo pone lo ubica de extremo como para justificar ese desencanto que le tiene al juego del cordobés.

Tigres ha sobrevivido en el torneo y en esta Liguilla porque tiene más suerte que futbol. Siempre un golecito salvador le hace el día frente a rivales que lo respetan más por lo que alguna vez fue y no por lo que es hoy.

Rayados se ha alejado de ese círculo de sumisión. Rayados decidió encararlo y le exhibió todas sus miserias. En los tres primeros tiempos de los tres recientes Clásicos le dio una lección de convicción y destreza para ubicarle y atacar sus debilidades.

Rayados lo atoró con presión alta, lo quebró en el medio, le jugó en largo, en corto, le anuló la posesión con exigencia física y lo metió en su área cuantas veces pudo. Siempre a un ritmo sostenido. Luego, administró la ganancia.

Es increíble que en tres Clásicos al hilo Rayados haya tenido la misma libertad de ejecución y en los tres casos Tigres no haya tenido reacción.

Eso dispara la sospecha de que Ferretti no ve más allá de su equipo y en situaciones límites desconoce lo que le pueden dar otros jugadores. Es por eso que no arriesga. Ferretti NUNCA cambió el destino de un partido. Y, claro, luego gesticulando desde banca le pide a sus dirigidos algo que él no tiene: imaginación para buscar lo diferente.

Rayados le ganó bien en la Final de la Concacaf y en la Ida de esta Semifinal. En el próximo partido es casi seguro que se repita la misma historia porque este Tigres no tiene quién le haga ver que a estas alturas su estilo es deprimente y está ciclado.

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