En la élite 

Jueves 27 de junio de 2019

Si a alguien le parece que la Copa Oro es una pachanga donde invitan a escuadras tan limitadísimas como Haití, Nicaragua, Bermudas, Jamaica, Curazao, Guyana, Martinica, Cuba... ¿qué me dicen de la Copa América? donde aparte de Japón y Qatar, llevan a Bolivia y Venezuela y se clasifican 8 de 12... 

Un chiste. 

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¿Será posible que Boca Juniors pueda pagar 20 kilos por Maxi Meza?... jamás en la vida. Ese equipo solo vende, no compra y paga; quiere cambiarlo por Benedetto... ¿Es en serio?... ¡Si de los dos no se hace uno, por Dios! Si fuera bueno el Pipa no lo estarían ofreciendo como barajita, lo estarían vendiendo a Europa y nadie lo va a querer, ni en México, donde de pronto les gusta comprar escombro.

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Hace unos días, Roberto Gómez Junco dejó caer por ahí en sus redes sociales un compendio de dos o tres decenas de goles de cuando era jugador activo. 

Mucha raza futbolera, incluso ya entrada en las cinco décadas no lo recuerda como jugador. Era un tipo muy discreto en la cancha. Jugaba con la precisión de un cirujano; corría lo justo, quitaba, presionaba, la tenía pasaba, se mostraba, la pedía, tocaba y sólo aceleraba y metía tercera o jalaba del gatillo si tenía la presa en la mira. Daba la impresión que no hacía un movimiento o corría un metro de más, jamás. Por pierna derecha tenía un lanzamisiles. Hizo muchos goles de media y larga distancia, que festejaba sin aspavientos, discretamente, sólo con el puño derecho en alto.

Jugaba de volante central o por derecha y tuvo una carrera fructífera de 12, 13 años. Se inició en Atlético Español, vino a Tigres, luego fue a Rayados, Toluca, Chivas y regresó a Tigres, donde se retiró por ahí de 1989 para ingresar de inmediato al periodismo deportivo, el análisis del futbol y la literatura donde ha tenido una actuación más brillante que la de futbolista, algo que muy poco profesionales del balompié logran. Él, Franz Beckenbauer y Jorge Valdano son de los pocos en el mundo que podrían ser considerados en esa élite.

Como analista normalmente pondera lo positivo de una circunstancia, siempre valora por encima de todo el esfuerzo y la actuación de un futbolista y si tiene que hacer una crítica siempre es mesurado, pero asertivo en ese sentido. Ante el micrófono o el teclado es como era de futbolista. No corría, ni daba un toque de más, siempre hacía lo preciso. Para hablar o escribir siempre pone las palabras exactas. Nunca le sobran. Ni de más, ni de menos.

Si como jugador fue muy bueno, como analista del futbol, como entrevistador, como escritor y como ser humano, un crack.

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Qué curioso... los jóvenes aspirantes a futbolistas suelen imitar lo mejor que pueden a sus ídolos; lamentablemente no en cómo entrenan o juegan, sino sólo en sus cortes de cabello y tatuajes.

Y otros en cómo corren sus autos deportivos... algunas veces con funestas consecuencias.

Ojalá escarmienten en cabeza ajena, aunque se duda: son muchos casos ya de ese tipo de accidentes fatales con víctimas inocentes. 

No se vayan...regreso.