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Guzmán y 10 más

Lunes 15 de julio de 2019

Nahuel Guzmán fue el mejor jugador de Tigres en la Final entre campeones de la Liga MX. Frenó la emboscada del América durante el juego con precisas intervenciones, pero también dominó a varios pateadores en los penales. Lo suyo fue muy bueno.

Es un portero que impone y parece que a su productivo cierre de torneo en el semestre anterior lo extenderá un rato más. Se le ve más firme en sus decisiones, con menos actos suicidas en jugadas comprometidas. Ahora arriesga lo necesario y ataja más.

Que Guzmán sea hoy el factor de quiebre de Tigres no necesariamente es una buena noticia. Quizás lo sea para él, para ganar más confianza y liderazgo, pero si el portero es figura y esto se repite con altísima frecuencia, no habla bien del equipo.

Si Guzmán tiene más actividad es señal de que le llegan a Tigres en la misma proporción. Es decir, el rival sólo se atora en el último obstáculo que tiene para arribar al gol. Esto significa que ya ha pasado varios filtros, desde la contención hasta los centrales, pasando por las bandas.

Por lo mismo, el portero hoy está exhibiendo al aparato defensivo de Tigres. Cuando la recuperación es alta y rápida, Guzmán casi no participa de la trama del juego. Sin embargo, cuando el equipo se encoge, se debilita y es ahí donde se contamina su propia área.

Está claro que Tigres se defiende muy al límite y su mayor problema está en la central con o sin Salcedo. Frente a América jugó Torres Nilo quien, junto a Ayala, ya no son los mismos de antes. El eslabón incómodo en esta línea no parecería que fuese Salcedo, sino quienes lo acompañan.

Aparte, Ferretti no preparó a ningún otro central detrás del lesionado Meza. Prefiere, en todo caso, confiar en los que más confía antes de formatear a un central natural nuevo. En este contexto le queda Torres Nilo para salir al quite. Incluso, esto se le facilita al técnico para poder acomodar a Dueñas -y no quitarlo- sobre la banda izquierda.

Ferretti se aprovecha de la abundancia, pero se resiste a reciclarla y ello no juega mucho en favor del equipo. La jerarquización condiciona siempre y muchas veces pide a gritos algún recambio, pero Ferretti quizás lo sepa, pero hace como que no escucha.

Tigres no cambiará su formato para este nuevo torneo y quizás no tenga por qué hacerlo. Lo que sí le exige el equipo son más seguridades y no las tiene como antes. Guzmán podrá seguir siendo figura, pero este indicativo resume que la horma colectiva está más debilitada y no es un dato para subestimar. Todo lo contrario: necesita atenderse.

 

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