Miércoles 14 de agosto de 2019
Tigres Femenil es un mar de dudas. Hasta la jornada pasada, la excusa de los malos rendimientos era la ausencia de las seleccionadas. Después del partido frente a Monarcas -con ellas en la cancha- ya no parece haber justificativo.
Un equipo gris, sin idea. Sofocado por un rival al que aplastó siempre que pudo cada vez que lo enfrentó y que, al término de los primeros 45, lo tenía entre las cuerdas y al borde del knockout.
Fue la calidad individual lo que logró el empate. Porque si de las decisiones del jefe al mando de este barco dependiera, el Titanic se hundía y ni un punto rasguñaba.
¿A qué se debe este bajón futbolístico?; ¿El entrenador plantea mal los partidos?; ¿Jugadoras en niveles muy bajos? Lo cierto es que el equipo sigue adeudando materias. La del buen juego, sobre todo.
A esto se le sumaron los resultados. Porque este grupo de jugadoras que en la cabeza solo tiene un chip que dice ganar, ganar y ganar; no está acostumbrado a la adversidad, a los malos resultados. Y eso que van invictas eh.
Medina puso lo que a mi entender es el mejor equipo posible en cuanto a nombres. Claro que después hay que hacerlo funcionar como tal, algo que no está ni cerca de haber logrado en 4 partidos. Quizás frente a Chivas tuvo destellos fugaces, ráfagas de buen futbol que nos hicieron acordar levemente al mejor Tigres.
La discusión puede ser si Gómez Junco debe ir de arranque y dejar de insistir con una delantera acompañando a Katty, que ya dejó en claro poder arreglárselas sola en el área.
Demostró ser ese lobo que prefiere la soledad y que se mueve como pez en el agua entre las centrales, antes que andar con la manada peleando por un balón como si fuera un pedazo de carne. Ser quien defina y no quien tenga que armar la jugada.
Ovalle se permitió tener un mal partido, claro, también es humana, no te puede salvar siempre. Cruz pide a gritos dejar la banda. Ya le ocurrió con Villa Zevallos, ahora con Medina, la ponen en tantos puestos diferentes del campo que algún día olvidará cual es su verdadera posición.
Como dice el dicho: el que mucho abarca, poco aprieta. Y el que juega en todos lados, no juega de nada. Habrá que ver cuánto tardará el entrenador darse cuenta lo que desperdicia ubicándola en esa posición.
La defensa parecía consolidada, pero en Torreón y Morelia se vio vulnerada. Entonces aparecen las dudas, ¿le llegó el momento a Vanessa Flores?
El Titanic parece haberlo mareado. Tiene tanto, que no sabe qué elegir. Prueba de un lado, toca del otro. El iceberg todavía está lejos, el campeonato recién comienza y el capitán está a tiempo de corregir el rumbo. Tiene con qué.
Twitter: @GiraudiMatias