Martes 27 de agosto de 2019
Tigres no necesitó despeinarse, brillar, ni mostrar dotes de buen futbol para vencer a Rayadas, únicamente bastó ponerse la playera amarilla, esa que en el escudo tiene las dos estrellas bordadas. Me puse a pensar que fue como ese niño del barrio que sabe que es mejor que todos sus amigos y va a jugar consciente de que el partido lo va a ganar él.
Quien diga que las dos Finales perdidas no fueron factor de quiebre psicológico en la victoria de Tigres está mintiendo. Los dos goles con tres minutos de diferencia dejaron en evidencia que aquellos fantasmas siguen dando vueltas.
Enfrentar a las felinas para Tito Becerra y compañía comienza a ser una odisea, un dolor de cabeza. Ni el técnico ni las jugadoras le encuentran respuesta a un signo de interrogación tan grande cuando se encuentra frente a ellas el clásico rival.
“El arbitraje influyó en el resultado”, se excusó Becerra. Echarle la culpa a la juez del partido sería mirar para otro lado y no reconocer la falta de concentración en un partido de esta magnitud. Cuando lo tenía 2-1 parecía que todo estaba terminado, porque Tigres y Medina no encontraban respuesta.
Para la suerte de las campeonas (por algo lo son), y para la desgracia de Rayadas, en el conjunto de San Nicolás hay un elemento clave, el as bajo la manga, la que nunca te deja a pie: Katty Martínez, quien llegó al derbi número 15 con ocho goles. Las centrales la tuvieron a maniatada todo el encuentro, pero si le das dos centímetros lo pagas caro. Y así fue.
Las dudas de Lozoya, una defensa que tiene pocos partidos jugando juntas, el olfato goleador de la delantera auriazul, pongan todas las excusas que quieran, pero otra vez ahí estaba. Dio la cara por su equipo.
Ya no había vuelta atrás, menos si a los dos minutos aparece en el área en soledad, como si anduviera por su casa. Si pierdes en dos jugadas a la máxima goleadora en clásicos es muy difícil que te lleves los tres puntos.
Tigres le ganó la pulseada a Rayadas, le dio un nuevo golpe de Knock-out. No dejó siquiera que se reponga del cachetazo de la final, que ya lo tumbó de nuevo.
Ni el récord de Desirée, ni haber llegado punteras, ni estar dos veces en ventaja, nada ayudó a las Albiazules, nada. Sólo tuvieron que dedicarse a mirar como las felinas festejaban, otra vez.
Twitter: @GiraudiMatias