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Lunes 30 de septiembre de 2019

Atínale al muñeco

En Rayados tienen en claro una sola cosa: ganar títulos. Lo que descuidaron los directivos son las formas. Al menos, en los últimos seis años ningún proyecto alcanzó el estatus de ideal y la desesperación se devoró, cuando menos, cuatro técnicos: el último, Diego Alonso.


Desde que echaron a Víctor Manuel Vucetich -paradójicamente el DT más ganador de la historia del club- en 2013 por “malos resultados”, el mismo argumento aplicó para quienes lo siguieron en esa desenfrenada espiral de fracasos que se comió, no sólo entrenadores, sino jugadores y hasta directivos.

Rayados patea con la cabeza y piensa con los pies. Arma súper equipos desde la nómina -compras desmedidas y algunas innecesarias- y luego le inserta un técnico para que mueva a los monitos.

El problema de fondo siempre es el mismo: el club no sabe a qué le tira y, sin ese objetivo procesado, es obvio que puede caer cualquier entrenador con la esperanza de que saque al equipo del ostracismo, sin importar el perfil o la proyección que le pueda dar a un equipo plagado de nombre propios a la deriva.

Porque si entre Vucetich, José Guadalupe Cruz, Carlos Barra, Antonio Mohamed y Diego Alonso existe algún parentesco futbolístico, es solo el gusto por dirigir. No hay otro lazo que los una en idea y convicción competitiva.


Partiendo desde esta evaluación, Rayados confunde gordura con hinchazón. Confunde proceso con suceso. Quiere proyectos largos para títulos en corto.

Quiere un equipo con identidad y trae extranjeros que desconocen la exigencia y el paladar del aficionado regio. Quiere trascender desde el juego y busca parchar proyectos. Quiere jugar bien sin saber a qué jugar.

El técnico que reemplace a Alonso cargará con más de seis años de frustraciones. O sea, cada nuevo técnico entra perdiendo. Perdió Alonso con la vara de Mohamed, y perderá de entrada el que sigue con la deuda que le dejó el uruguayo.

La presión será la misma, sino es que mayor. No importa quién se haga cargo de lo que viene. No hay mesías en esta historia. Lo que puede haber son oportunistas que buscarán trascender en nombre de un club que tiene más cartel que satisfacciones certificadas en competencias oficiales.

Si Rayados dejara de proyectar títulos antes de que saber cómo jugar para alcanzarlos, probablemente aguantaría a sus técnicos y así evitaría salir al mercado para “refundarse” por el camino del arrebato.

Fotografía: Mexsport

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