Lunes 02 de marzo de 2020
Tigres es un equipo de ondulaciones, impredecible y que suele nadar de “muertito”, pero mientras esté Gignac, puede cambiar su humor sin anunciarlo. Con el francés, se licúan y se esconden muchas dudas y se justifican resultados.
En menos de una semana, Tigres pasó de la condena a la esperanza sin escalas. Se reactivó con base a goles y en ése ítems Gignac fue factor preponderante: clavó 5 entre Concacaf y Liga. Sólo él es capaz de hacer lo que hizo en un equipo que pedía a gritos cambios.
Y Gignac no cambió la forma de jugar, sino que le simplificó la ruta sobre cómo ganar, un pendiente que arrastraba Tigres debido a los vaivenes del modelo.
Vaivenes que ponían a Tigres en un alarmante estado de vulnerabilidad. Sin embargo, no existe mejor fórmula que la motivación, esa que, bien canalizada, es capaz de canjear destinos oscuros por un presente más optimista y ganador.
Le pasó a Rayados hace poco, quien venía a los tumbos y una clasificación in extremis a la Liguilla pasada le dio el combustible necesario para ser campeón. Nadie lo detuvo. Goles, triunfos y una demoledora fe acompañaron el suceso.
Tigres encontró ese click en la sufrida, pero no menos estridente, clasificación a Cuartos de la Concacaf. Ese golazo de Guzmán al 94’ frente a Alianza, por contexto y momento, fue una señal de la cual se abrazó el equipo para volver a creer en algo.
Fue un efecto positivo en un grupo que utilizó ese golpe de efecto en el partido siguiente contra Pumas, a quien liquidó con goles, pero que también dominó por convicción e insistencia.
En los dos partidos, Gignac aumentó la ya de por sí realidad aumentada de su condición de “matón”. Todos se acordarán de lo que hizo Guzmán en esa noche ante los salvadoreños, pero los dos goles de Gignac mucho tuvieron que ver para respaldar la causa y llegar a ese epílogo.
Gignac no cuenta los goles, pero los hace. No le interesa ser histórico y lo es. No necesita demostrar más nada, pero sigue estimulando lo sorprendente. Desde lo alto de su veteranía aún es fuente confiable para un equipo que lo necesita mucho más de lo que se piensa.
El francés le ha dado a Tigres mucho más de lo que el equipo le pudo haber ofrecido a él para crearle un hábitat más determinante para sus condiciones.
Gignac vive de su instinto para buscar los atajos que lo lleven hacia los goles. No los espera, sino que él va hacia ellos. Lo suyo es más complejo. Es alérgico a las anotaciones “simples”.
Esto lo hace diferente y le da ciertos estatus dentro del gremio de los goleadores. En conclusión, Tigres cuenta con un auténtico especialista del gol que, en estos momentos de amplias necesidades, pasó a ser el principal sostén de un repunte que, por cómo se viene dando, contagia.
Twitter: @Mario_Sanchez1