MIÉRCOLES 24 ABRIL, 2024

Llamado a la empatía

Viernes 15 de mayo de 2020

Está claro que los clubes de futbol están sufriendo económicamente por la pandemia del COVID-19 que ha obligado al negocio a quedarse quieto por un largo periodo y el flujo de dinero simplemente está detenido. No hay ingreso de entradas en los estadios, consumo en los mismos, anunciantes en la televisión y una bajada también en los souvenirs de las tiendas; pero tienen que entender los dueños del negocio que el aficionado también sufre, sobre todo aquel que es abonado temporada tras temporada y que aportó de su capital para tener acceso al inmueble durante un año (algunos más en los palcos).

Pocas veces vemos en la Sultana del Norte que se consienta el bolsillo del aficionado. Pocas aficiones como la regia. Muchos años con estadios llenos de abonados, compran el nuevo jersey hasta los de edición especial de 100 goles, de un retiro o de cualquier excusa para sacar más dinero. Asisten a viajes con el equipo hasta lugares nada cercanos, apoyan en las cuestiones de responsabilidad social, participan en cualquier cantidad de promociones y trivias con tal de estar cerca de sus jugadores favoritos y todo esto con dinero de su bolsillo ganado con todo el esfuerzo. Además lo hacen con gusto y, sobre todo, con el amor que le tienen a cualquiera de las dos camisetas, pero difícilmente, insisto, se les regresa el gesto. Falta empatía por parte de los de pantalón largo con sus fieles aficiones. 

Los equipos si bien son propiedad de dos importantes empresas, son finalmente de la afición, son ellos los que los mantienen al aportarles todo lo que tienen y no exagero. Antes el futbol podía disfrutarse con pocos pesos y ahora se ha convertido en un pasatiempo costoso que para algunos los ha obligado a tenerlo que ver desde la casa cuando eran recalcitrantes aficionados de tribuna. Ahora todo ha cambiado. Es un espectáculo que pocos pueden disfrutar.

Ahora que tanto nos ha golpeado la pandemia y que lo seguirá haciendo por un buen tiempo, las directivas deberían pensar en regresarles ese gesto a todos esos aficionados que cada 15 días asisten a su estadio para apoyarlos sin condición gastándose la mayor parte de su quincena con la familia. No basta con mantener los precios de los abonos de la temporada anterior, deben aterrizar en la realidad que vivimos actualmente en nuestro país y ser empáticos con aquellos que mantienen el negocio, los consumidores. ¿Qué harán ahora que se pretende regresar a puerta cerrada con todos aquellos que pagaron el año completo? ¿Creen que baste con darles un “dulcito” la siguiente campaña? 

Ojalá y esto les enseñe a los directivos que el que más importa en su negocio no es su bolsillo, sino el del que se sienta cada 15 días en sus butacas a vivir su pasión, esa pasión a la que los de pantalón largo llaman negocio.

Twitter: @sergiotrevino9

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