Miércoles 28 de octubre de 2020
Digamos que llegó la hora buena.
Acá ya sabemos que hay cuatro o cinco equipos caros, armados con toda la mano, con el suficiente poder económico para armar planteles de respeto... y los demás.
Tigres y Rayados encabezan los clubes de billetes, luego están los capitalinos y Chivas y otro como León, que no es tan caro, pero es mejor; mejor planeado, mejor diseñado en la mesa, mejor armado y mejor dirigido en la cancha.
Para que se den una idea, a la fecha 15 el cuadro esmeralda lleva 36 puntos, el doble que Necaxa.
Aunque ya sabemos que algunos equipos no son escuadras realmente diseñadas para ganar nada, sino más bien sólo para competir y que llegan a servir a sus dueños para otros fines que no tienen que ver necesariamente con ganar Copas.
Monterrey llega a este cierre de torneo en buen tono. Sin jugar muy bien al futbol, sin un plan de ataque definido que dé como resultado una forma de juego, los Rayados han podido rescatar importantes triunfos que han maquillado sus falencias, sus imperfecciones, dicen los que vende cremas a las damas.
Contra Xolos en la Copa se vieron como un equipo llanero, con una forma de juego muy rudimentaria que casi nadie mencionó, dado que mantuvieron el cero en su meta y ganaron. Ante Mazatlán, con varios chavos en la formación, se vieron un poco mejor, pero, bueno, era Mazatlán, una capirotada de equipo formado con jugadores que no quisieron en otro lado.
Lo positivo, aparte del resultado, fue que algunos muchachos como Zapata, Shayr, Edson, Éric Cantú se vieron muy bien; claro que en la expectativa de gente más exigente, tendrían que haber mostrado más, como si fueran novatos que salen a comerse la cancha y pelear cada pelota con bravura; pero en los parámetros de la tibieza que proyecta su entrenador, se vieron bien.
Los Tigres sacaron la patita del acelerador, se cansaron de ganar y se dejaron empatar por un aguerrido equipo de Juárez que se le puso respondón.
Conociéndolos, es posible que sigan así, y dejen que sean otros lo que ocupen los primeros cuatro sitios de la tabla, para jugar acá la ida en la Liguilla y resolver en cancha ajena los definitivos.
Habrá quien piense que eso no tiene nada que ver, puesto que ahora no hay público y que da lo mismo jugar en casa que de visita. Y no.
Psicológicamente jugar en tu cancha te obliga, te presiona y a Tigres se le da muy bien ser conchudo en su casa, casi intratable y de visita... igual!. De hecho es más peligroso jugando con la presión, la obligación, la responsabilidad psicológica del rival y sacando partido de ello.
La prueba es que de todos sus títulos, unos cuantos los ha ganado en corral ajeno, perdió otro contra la Máquina el siglo pasado y recientemente ante América y Chivas la mafia les robó dos más, jugando fuera del Universitario.
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Curiosamente los tres goles que ha conseguido el tapatío Walter Gael Sandoval, han sido de volea; sin pensarlo, mucho, acomodando el cuerpo, midiendo la velocidad del esférico, y aplicando un contacto y la fuerza adecuada para dirigir el zapatazo hacia el fondo de la red.
Sandoval está aportando al equipo lagunero, algo que no ha podido hacer el otro punta izquierda, Brayan Garnica, un muchacho que en sus inicios en Atlas, los comentaritas exagerados definieron coo una maravilla, pero está bastante lejos de ello.
Sandoval en cuatro torneos, dos años en Chivas, hizo solo dos goles. Hoy, en un torneo ya lleva tres.
Y podría mejorar mucho si elevara sus índice de efectividad como pasador, tal es su función primordial.
Mientras tanto, bien por Walter quien la próxima semana cumple 25 años, ojalá le aporte mucho más a su equipo y crezca como jugador, dado que los chavos con sus características no sobran, ni se dan en los árboles.