MARTES 23 ABRIL, 2024

Quítele el 'casi'...

Miércoles 10 de febrero de 2021

Independientemente de que el saldo final sirva para que se hable bien o mal del país donde procede el equipo, los Tigres son de México, nadie dice los Tigres de Concacaf.

Puede gustarle o no a los argentinos, eso no le importa a nadie.

No veo nadie en Alemania discutiendo si el Bayern representa a Alemania o sólo a Europa. Es estúpida la discusión.

Como sea, dos muchachos de escasas luces en la cabeza para hablar, fueron obligados por sus patrones a posar con la bandera de México y uno de ellos lo hizo con el puño en alto, en protesta. 

De risa.

Luego de eso, Tigres ofreció ante Palmeiras, campeón de la Conmebol, lo que para mí ha sido el mejor partido de futbol que le he visto jamás. Y los vi nacer...

Un partido casi perfecto en su diseño y ejecución.

No siempre lo que trazas en el boceto inicial se parece al producto final. Esta vez, sí. Mucho. 

De no haber sido por algunos resbalones de Pizarro y Diego Reyes, sin consecuencias, todos los demás jugaron muy bien, algunos, excelente, por encima de lo han mostrado por años, aburriendo al público nicolaíta. Ganando sí, pero reservándose, escatimando, sin brindarse, sin dar a la gente lo que deben darle por lo que paga para verlos. 

Esa vez, el escenario lo ameritaba y se lucieron. Ofreciendo una función con un despliegue físico, técnico y futbolístico de primera que hizo desaparecer de un plumazo, el mejor argumento internacional de sus vecinos de "hacerle partido" a un grande como es el Liverpool hace dos diciembres.

Acá borraron a un grande de Brasil. El histórico Palmeiras, que está muchos escalones abajo de ese Liverpool. Desapareció a los verdes que corrieron hasta cansarse detrás de la pelota y cuando intentaron ir al frente, tenían cortadas todas las vías de suministro.

Una defensa liderada por un impasable Salcedo, los hizo pagar la cuota de peaje, incluido al iracundo Felipe Melo que ingresó a ablandar a varios, Salcedo le tiró la correa, lo encaró y al rato ya no estaba llegando ni siquiera a morder, como bravo mastín, los tobillos de los felinos.

Los brasileños se rindieron ante la calidad del rival sencillamente que no les respondió a patadas, sino jugando futbol y haciéndole sufrir.

Ahora enfrentan a un Bayern Múnich y si juegan tan bien como ante Palmeiras, Tigres tiene posibilidades, mínimas, pero las tiene, de acreditarse un triunfo.

Estas hablando de que, si en plata la diferencia es 10 veces mayor en favor de los bávaros, en lo futbolístico no es ni siquiera dos a uno. Es decir, por lo visto en ese partido, el Bayern no juega el doble de bien que Tigres. No en esa proporción. 

Es superior, sí, pero no tanto.

En el valor nominal el Bayern cuesta cerca de los $1,000 millones euros, en tanto Tigres apenas se acerca a los 100. Es el mejor equipo de Europa lejos, por encima del que me digas, no sólo porque lo diga su actual título de monarca. En algún momento esa Final la jugaba Porto y había tres equipos españoles, tres alemanes, dos italianos y cinco ingleses nominalmente más caros y mejores, pero habían llegado los portugueses. Hoy no. Éste sí es el mejor equipo del continente. Vale cada euro.

Los futbolistas de la escuadra roja los ves y dices, pareciera que primero los escogen que pasen del 1.85 y luego que pesen 80 kilos de músculo y luego vemos si saben jugar futbol. Si Fulgencio y Aquino, Reyes o Luis Quiñones quieren competir a pechazos con ellos van a parar en la fila cuarta de butaquería.

Tendrán que mover la pelota rápido y como esquivaron el juego rudo, el choque y patadas de los brasileños, podrían tratar de jugar a lo que saben, pero metiéndole la pata, papi... Pisándole el acelerador si quieres sacar raja del juego.

No basta jugar a lo que sabes; tienes que hacerlo rápido y bien, preciso.

Hay jugadores que deben entender que pasado el minuto 75 de brega intensa, los trazos ya no son al espacio, sino al pie, sobre todo en el último tercio de la cancha. Gignac se los dice con caras y gestos, pero a algunos les cuesta. 

Bayern, hasta sobra decirlo, tienen un equipo fuerte, veloz, muy certero que no ataca llevando el balón al frente a ver qué sale, sino desdoblan como flechas, siguiendo un instructivo preciso moviéndose cada quien a donde debe, cuando debe. Y es tan poderoso, que te podrían poner su segundo equipo e igual te fríen en aceite hirviendo.

Los que creen que no se puede, que sólo recuerden a la Dinamarca de 1992 ante la poderosa Alemania o la sorprendente cenicienta Grecia de 2004 ante Portugal en la Eurocopa. 

Esta vez no es David contra Goliat, son dos equipos de futbol, ONCE contra ONCE. La única y pequeñísima diferencia son como $800 millones de euros y que uno es el mejor de Europa y el otro de la Concacaf. 

Tan simple como eso.

Si quiere sacar algo de ese partido, Tigres tendrá que jugar no como ante Palmeiras, debe hacerlo mejor.

Si le dije que en ese juego lo hicieron casi perfecto, ahora quítele el casi. Deben jugar mejor que eso y un poquito más. 

Tengo mis dudas de que lo logren, pero nos podrían sorprender.

Olvídense de México y la bandera y las hilachas. 

Háganlo por su afición, por Tuca, por ustedes, por sus papás, por sus hijos.

Se lo merecen...

Histórico