Jueves 25 de febrero de 2021
Mónica Vergara tuvo sus dos primeros partidos al frente del Tri y ya hay mucha tela de donde cortar. En el primer partido vimos la cara con la que todos soñamos: jugó en el Azteca, transmisión en vivo en múltiples canales y victoria. Lo único que se extrañó fue el público en las gradas.
En este encuentro hubo un equipo con mucha presión ofensiva, jugadas colectivas y una gran responsabilidad de la contención. Esto podría ser reflejo de quiénes jugaron, pues Rayadas fue base con Rebeca y Nicole en el mediocampo; y en la ofensiva lució Tigres con Sánchez, Mayor y Katty.
En la portería Ceci sigue siendo la opción número uno y la defensa, comandada por Kenti Robles, se siente con confianza. Hasta acá todo bien, las jugadas fluían, se sentía el peligro y ya hasta se podía vislumbrar un futuro prometedor.
El problema queda en el otro lado de la moneda. El martes vimos un reflejo de las Selecciones de años atrás: un amistoso en el CAR, que se transmitió a duras penas por la presión de la afición, y un equipo perdido, este punto como el más importante. Anteriormente, las jugadoras se conocían en las convocatorias, había poco tiempo para acoplarse y tenían que depender de individualidades para ganar.
Para el segundo tiempo, Alison y Mayor entraron para buscar, mínimo, un gol que cambiara la cara, pero estaba tan complicado el funcionamiento que ni las individualidades pudieron lucirse.
Mónica habló de la necesidad de seguir trabajando, y claro que falta, porque es preocupante que el Tri no mostrará las mismas ideas, hace pensar que lo que se buscó en el primer partido es reflejo de lo que practican las jugadoras con su equipo y no la mano de Vergara.