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De eso se trata

Miércoles 19 de mayo de 2021

Luego de una sacudida marca ACME en el futbol de Monterrey, donde hasta con la cubeta les dieron a Tigres y Rayados, se calmaron las aguas que retomaron su nivel y comenzaron de nuevo, ya en frío, a planear qué van a hacer.

Primero, agarraron el marcador rojo y se pararon frente al pintarrón para marcar los puntos que los llevaron a esa situación. No te digo que fue una catástrofe, pero sí un resbalón espantoso.

Sobre todo, considerando las inversiones realizadas, en comparación con cuadros como los de Alejandro Irarragorri, confeccionados como cobijas de parches de esas que hacían las abuelas, con lo que agarraron de aquí y de allá. Así fue como Atlas, y Santos, de Grupo Orlegi, echaron a Tigres y Rayados, a uno, del Repechaje y al otro de la Liguilla, pese a ser los dos clubes más caros de la Liga. 

Eso sí calienta el lonche. 

Directivos y entrenadores tienen qué rendir cuentas de cómo fue que sucedió eso. 

Y más que hablar de lo que pasó en la cancha, es decir, los resultados en sí, no tienen nada que ver con: 

- Lo que pasa es que cuando mandaron ese centro, nuestra defensa, etc. etc. etc.

No, no, no, y no.

El punto a analizar son muchas cosas más, desde el tipo de contrataciones que hicieron, algunas muy caras y que no rindieron como deberían, o la sequía de sus goleadores Gignac y Funes Mori, que como por arte de magia desaparecieron sus habilidades de artilleros temibles y se convirtieron en fantasmas del área.

Por un lado, a Tigres le explotó un cuete en las manos, pero supieron lidiar con ello. El que prendió la mecha cuando vio que se le venía la noche encima fue el propio Ricardo Ferretti, quien pidió refuerzos de los medios incondicionales a él y los llevó al baile.

Tuca esperaba que lo "defendieran" de su directiva porque decidieron no contratarlo bajo sus condiciones y aparte porque probablemente detectaron irregularidades en ciertas contrataciones de directivos que ya estaban fuera de la institución como Miguel Angel Garza y Alberto Palomino, y un comportamiento extraño del DT sobre alinear a algunos favoritos, sin importar cómo jugaran, y dejar fuera a otros, nada más por sus pistolas... 

Todo eso detonó con la eliminación de los Tigres por parte de Atlas. En tanto que Rayados, con equipazo y un potencial bárbaro para ser campeón (¡ajá!) se fue eliminado por un equipito de la Laguna que se comportó como un bravo rival, con mucha hambre, sin ser abundante y creativo su futbol, sí era suficiente para superar la apatía de un equipo predecible, lentón, sin sangre, sin raza, sin ganas de correr.

Hubo quienes -ya ves que cualquier hijo de vecina es director técnico de sofá- detectaron que el míster Javier Aguirre se equivocó en el planteamiento táctico. Que debió llevar el juego más al frente con un claro y agresivo 4-3-3 en lugar de su 10-1 donde se metieron todos al área y le tiraban balonazos a un errático Funes Mori, quien no agarraba ni fiado. Hubiera sido cómico de no haber sido trágico aquel episodio.

Si hubiese sido caricatura, estarían todos los soldados de Aguirre metidos en la trinchera, sacando las manos para devolver las balas de cañón que les tiraban los santistas y afuera de la trinchera, Funes con una .22 en una mano y una resortera en la otra respondiendo al ataque. 

Si no sabes defenderte con la pelota en los pies, vas a sufrir. No puedes apostar a que te estén balaceando y no te vayan a matar con una bala perdida, como ésa que le cayó al 92' a Roni Prieto en los pies y la empujó a la red... Una pelota que iba para afuera y Gallardo le sirvió -sin querer- en bandeja al chavito veracruzano.

Ahora, ambos equipos tendrían que considerar varias cosas, entre ellas, deshacerse del lastre que cargan y puede ser difícil.

Si de algo les sirve saber qué necesitan, les paso un tip: vean el video y casi hacia el final, una jugada donde un chamaco de 18 años llamado Omar Campos, se escapa entre tres Rayados que lo "marcaban" pegado contra la raya de pintura, se les pela y toca al frente a un compañero.

Yo se las pasaría si eso se los hace el lateral derecho del Querétaro, uno de 1.80 y 85 kilos de puro músculo llamado Antonio Valencia, que era una bala en el Manchester United y conserva parte de esa magia, pero no de un chavito que trae el 190 en la espalda. Los corro a los tres, me cae. De eso se trata jugar al futbol, no el numerito ofrecido por los de azul y blanco. 

En ambas instituciones, Tigres y Rayados no van a arreglar nada si no detectan primero cuál es el problema. 

Y el punto algunas veces, en algunos clubes, suele ser que quienes están buscando arreglarlo, no se dan cuenta que ellos son el problema. 

En el Monterrey, tengo mis dudas de que sepan cómo. Y en Tigres podrían arreglarlo si eligen bien a su entrenador... Si no, se van a equivocar de nuevo. 

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Y bueno en el futbol de mujeres, ya vimos que Tigres Femenil le pegó muy feo a Rayadas.

Fue un golpe seco, durísimo. 

Pese a que en el duelo de Ida habían mostrado mucho coraje, temple para resistir y aguantar con 10 y casi ganar, en la Vuelta se derrumbaron.

Rayadas perdió por una razón muy simple: la chica que mejor interpreta el futbol en ese equipo estaba fuera, lesionada, operada y ni siquiera fue titular en toda la temporada.

Las otras tres o cuatro que saben jugar fútbol, de pronto aparecen y de pronto se esconden, las arrastra la inercia y se pierden. 

Si a eso le agregas que tu ataque requiere la pelota justo en la cabeza para meterla y ésta jamás les llegó. Si tu defensa aparte de ser lenta, no tiene capacidad de reacción y te enfrentas al equipo más veloz de la Liga, te pueden exhibir como sucedió, que te hicieron un gol en un saque de banda. Absurdo.

Y si en Rayadas, sólo tres o cuatro saben jugar bien al futbol -aunque no siempre lo hacen- en Tigres, las ONCE saben... Y no sólo ellas: afuera tenían a Nayeli, Gómez Junco, Luna, Solís, las dos Elizondo y Katy Martínez... Que también saben y bastante. 

Ésa fue la diferencia. La gran diferencia.

En tanto que Atlas, bueno, no supo cómo superar lo bien que jugó y marcó Chivas y por eso el Rebaño llega a la Final ante Tigres Femenil, donde las de amarillo y azul son favoritas para ganar. 

¡Sí señor... Otra vez!

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