Lunes 09 de agosto de 2021
Javier Aguirre espera tener pronto a todos los jugadores para que ya se pueda ver “la mejor versión del Monterrey”, dijo el viernes en Mazatlán. Si algo le heredó Aguirre a Mohamed fue precisamente eso: las corazonadas.
Aguirre lleva 26 partidos desde que llegó a Rayados tratando de meter su idea y justificar todo. Cuando gana hay “avances”, cuando empata “ahí va la propuesta” y cuando pierde “faltan jugadores”.
El técnico reparte culpas y asume otras, pero cuando un entrenador comienza a hablar de supuestos, como el de que Monterrey será otro equipo con plantel completo, es una manera muy sorda de vender humo, o sea, especular con una fantasía porque hoy ni siquiera él sería capaz de garantizar semejante apuesta.
Rayados juega feo con Aguirre porque todavía no hay una referencia concreta sobre a qué quiere jugar. El técnico trae una idea, pero los que la ejecutan no se sabe si la tienen tan clara, y más aún con tantos movimientos.
Kranevitter, por ejemplo, parece que ya empezó a desconfiar de su propio puesto. A veces está solo, otras veces acompañado por Celso Ortiz… A veces tiene interiores, otras veces extremos… Esa zona es una de las más afectadas por su alto índice de la volubilidad.
La titularidad de Janssen es otro misterio. Al holandés se la han dado muchas oportunidades y desaprovechó casi todas. ¿Todavía hay esperanzas de que sea el “europeo top” que haga historia en Rayados? ¿Qué más puede esperar Aguirre de Poncho González?
Aguirre hizo una significativa limpia en el equipo porque se supone quiere otra cosa. Descontinuó a Hugo González, Nico Sánchez, Layún, Jonathan González, Pabón, Hurtado, Loba, Cantú y Mora, pero hacer tantos cambios en medio de un proceso relativamente nuevo como el suyo demanda una curva de aprendizaje bastante larga y trae consecuencias.
Hoy Rayados tiene algunos buenos jugadores, pero le falta equipo. El problema que tiene es de funcionamiento. Lo mismo que mostró en el cierre del torneo pasado lo continuó en este.
Los ataques derivados de acciones combinativas son muy escasos. La convivencia futbolística entre jugadores no es la más óptima aún. No es cuestión de que faltan futbolistas, sino de que esos futbolistas sean compatibles con lo que busca el entrenador.
Rayados tiene muchos jugadores sueltos y cierta jerarquía que, en algún momento de algún partido, marcará la diferencia, pero hasta ahí. Lo otro, para sostener un resultado o un mismo partido con base a una solidez colectiva se necesita más trabajo. No es solo correr.
En definitiva, Rayados no tiene un plus que identifique al equipo. Desgaste físico, mucha marca y avanzar de manera intermitente, cualquier entrenador se la sabe. A Aguirre lo trajeron para hacer lo diferente y darle un valor competitivo al equipo. Sin embargo, a él también se le sigue esperando.