Sábado 04 de septiembre de 2021
Siempre voy a valorar cuando una figura se baja del pedestal que se ganó a fuerza de goles, títulos y el cariño de la gente, para ensuciarse las manos por la institución a la cual ya le dio mucho. Rayados no está en terapia intensiva ni tenía la necesidad explícita de volver a contar con Humberto Suazo, pero los ídolos tienen que estar en el club.
Chupete llegó a Monterrey para ocupar otro puesto, en un papel secundario, pero eso no quita que la gente disfrute de tener dando vueltas por El Barrial a uno de los más grandes en la historia. Si no es el máximo ídolo, quizás.
No tengo dudas que todos verán cada uno de los partidos que juegue el equipo de Expansión, porque nunca se sabe cuál puede ser el último. Aquel 10 de julio de 2016, cuando tuvo su juego de despedida, nadie imaginó que algún día podría llegar a ponerse de nuevo la playera albiazul. Sin embargo, ahí está, a punto de hacerlo otra vez.
Todos sabemos que esto de la Expansión fue una buena movida de parte de la directiva. Juega un par de meses, llena de reflectores a un equipo que hasta el momento no tenía los suficientes, se retira -esta vez, de verdad- y toma un cargo como entrenador, ayudante o demás. Es decir, se queda en su casa.
Desde ya no voy a entrar en comparaciones. Antes de empezar con la polémica barata de quien es mejor, de por qué Gignac salió a hablar en conferencia justo al mismo tiempo que volvió Suazo, etc., prefiero disfrutarlos. Los dos jugadores más grandes de la historia moderna de Tigres y Rayados, están en la ciudad. Defendiendo los colores de la gente que los eligió, y al mismo tiempo. Es algo único.
Quizás me desvié un poco. Solo quería valorar el hecho de que alguien que no tiene nada más que ganar y sí mucho que perder, puso todo en riesgo para regresar a Monterrey. En otro lugar, en un rol menos protagónico, pero que tiene a todos con la misma esperanza de siempre.
Twitter: @GiraudiMatias