MARTES 23 ABRIL, 2024

Tigres no tiene un guía

Domingo 26 de septiembre de 2021

El equipo responde por impulsos porque no trae un plan. Herrera, confundido, sólo abona al desconcierto con cambios que no modifican nada.

Tigres tiene un grave problema de idea y de estilo que, por consecuencia directa, repercute en la ejecución, seguido de una notable fuga de nivel individual. Todo este combo deriva en lo que se ve: un equipo vulnerable, expuesto, viciado, sin gol e improductivo.

Herrera, literalmente, no sabe qué hacer en su desesperado intento de garantizar un cuadro base que juegue medianamente bien y se hace bolas.

Ya experimentó con una línea de tres centrales y dos carrileros, luego volvió a una de cuatro con Aquino de lateral izquierdo y le movió a todas las líneas sin resultados efectivos.

Probó jugar con interiores. Le funcionó un rato Vigón, pero no Pizarro de “8”. Después pensó en un tándem Carioca-Vigón, para “esconder” a Pizarro de central.

Como los centrales son un carnaval (Reyes, Salcedo y cuando se les suma Ayala), confió más en un contención para que le acomode el quilombo y no en otros especialistas del puesto, al menos, con más hambre.

También se dio cuenta que el balón vuelve más rápido de lo que va hacia arriba y que su propuesta original del “chingo de goles” no funcionó.

Volvió para atrás y se acercó más al Tigres de Ferretti con cuatro atrás, dos en el medio, dos por las bandas y dos delanteros de área. Así le jugó a Pumas después del papelón en el Clásico.

Herrera está confundido porque trajo un plan y lo quiso adaptar a un equipo que lleva una década jugando a otra cosa. No hay similitudes ni coincidencias entre lo que busca el técnico y lo que hoy pueden dar estos futbolistas. El atorón medular está ahí, en la idea de juego.

Lo curioso es que Herrera ve otro Tigres. Uno que defiende bien, el que tiene a Charli González de “revulsivo” y el que llega mucho… entre otras cualidades que observa y expresa en sus declaraciones.

Este análisis miope es lo que precisamente le está haciendo daño al juego de Tigres. Si a la defensa la toman mal parada en cada pelotazo adversario, si no hay generación de juego, si González se duplica con Gignac y no influye, y si el francés está exageradamente lento, muy lejos de lo que alguna vez fue, hay claros síntomas de que la cosa no va.

Si no hay un plan firme, no hay ejecución que valga. Después si Gignac, si Aquino, si Reyes, si Salcedo, si Pizarro están bajo de nivel, si el Chaka Rodríguez no pasa más al ataque, si Quiñones hace siempre la misma, hay cuestiones de fondo que debe solucionar Herrera. No es cuestión de esperar algún arrebato ofensivo para ganar. Hoy al equipo ni para eso le alcanza.

En definitiva, Tigres, dentro de su crítico juego, también tiene un problema de dirección. No sólo para definir hacia dónde va, sino también de conducción técnica. Es decir, a un plantel que ya venía confundido, Herrera le metió más ideas raras en la cabeza y aquí están las consecuencias.

Histórico