Rayados cayó rápido
Lunes 04 de octubre de 2021
El tropezón en Juárez le enseñó al equipo de Aquirre que lo anímico ayuda sólo cuando lo acompaña una actitud futbolística, que esta vez no tuvo.
Rayados soltó muy rápido la buena racha que traía. Todo lo bueno que había construido en los últimos partidos se le vino abajo, quizás, frente a un rival de menor estatura que, suponía, no representaba una gran amenaza. Y ese fue el error.
A Rayados se le vio con ciertos aires de suficiencia frente a un Juárez despreocupado, paciente y consciente de sus limitantes. Y si así, con pocas virtudes le alcanzó, definitivamente habla mal del otro equipo.
Dio la sensación de que Rayados nunca creyó que podía perder y, cuando se vio en desventaja, no se levantó más porque jamás consideró asumir ese rol. Incluso, el 1-0 tampoco lo benefició. La inmediata remontada de Bravos lo descolocó. Lo sacó del partido.
Más que un llamado de atención, para Rayados fue una enseñanza de que todavía no ganó nada para presumir solvencia y que a las rachas hay que revalidarlas cada fin de semana desde el juego propio y no desde el nivel del adversario.
También sería un error entender esta derrota como algo casual. Si a un equipo le bajan dos balones de cabeza en el área y derivan en dos goles, no puede ser atribuido a cuestiones accidentales. Más bien son detalles que sólo una defensa confiada puede regalar.
Por lo tanto, la dura caída solo se justifica desde la inacción y la falta de actitud. Rayados no metió la pierna porque nunca tuvo en la cabeza el mapa del partido, lo combativo que fue y lo duro que representó perforar una muralla de rivales para llegar limpio a posición de gol.
Por momentos fue mejor, sí, pero cometió torpezas tácticas que le cambiaron la película. Se quedó sin fuerzas, sin administración y sin ataque. Sus cálculos sobre Juárez fueron, definitivamente, erróneos.
Es muy temprano aún como para que Rayados quiera jugar con los ahorros que le pueden extender algunas minirachas, sobre todo porque todavía no ha consolidado un estilo.
Aún le queda un cierre de torneo muy pesado y la definición de la Concachampions frente al América como para no dejarse llevar sólo por enviones anímicos porque lo que necesita es madurar más en lo futbolístico.
La derrota en Juárez pudo haber llegado a tiempo, pero también sonó a advertencia de que más allá de sentirse pleno por los resultados que traía, sus baches y vulnerabilidad están ahí escondidos, y cualquier adversario, sin importar su tamaño, se las puede hacer visibles.