Tal y como sucedió en la Ida, Tigres salió con un ONCE diferente que le cambió la cara, sobre todo en el ataque. Uno de las modificaciones clave, por nombre y calidad, fue André-Pierre Gignac.

El francés entró para revolucionar la ofensiva felina, pero se volvió a topar con uno de sus rivales más complicados: Marcelo Barovero.

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Con una atajada más que sobresaliente, el Trapito le negó el gol que regresaba a los auriazules a la gran Final de la Concachampions.

Dedé se elevó por los aires para rematar de cabeza tras un centro por derecha y mandó el esférico al ángulo inferior izquierdo del arco albiazul.

¿Qué hizo el arquero argentino? Se estiró hasta donde más pudo y sacó el intento del 10. El público enloqueció y de pasó, se mandó una atajada para recordar. Intervención de campeonato.

En los últimos minutos del tiempo regular el francés tuvo el desquite. Gignac remató de media tijera y logró abrir el cerrojó albiazul, pusó el 1-1 parcial (2-1 global) y le volvió a dar vida en los minutos finales al cuadro auriazul.

Fotografía: Karina González | ONCE Diario