Lunes 04 de julio de 2022

Vucetich tuvo miedo de perder cuando el equipo iba ganando y entre ajustes y desajustes, Rayados terminó lamentando una derrota que probablemente no tenía presupuestada.

Esa fue quizás la foto del debut en Torreón: la mala decisión del entrenador de poner a sus dirigidos a evitar que Santos le meta un gol, pero le metió dos en cuestión de minutos cuando el Monterrey ya estaba resignado.

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Por ese desenlace, Vucetich cargó con el peso del resultado. Sin embargo, Rayados no pierde partidos solo por los temores de su entrenador. También los pierde por decisión propia, por funcionamiento, por su desequilibrio y por no saber manejar condiciones favorables desde hace muchos años.

Al club albiazul también le cuestionan sus errores defensivos. El único equipo que minimiza las fallas defensivas es aquel que tiene un buen mediocampo. ¿Monterrey lo tiene? No.

En Rayados se habla de los delanteros que han llegado, del chorro de ofensivos, de las promesas de goles y demás cuestiones subjetivas. Y como le meten goles, también se habla “de lo mal que defiende” el equipo.

Es muy raro que a los volantes le achaquen culpas, pero las tienen. Cuando un equipo llega y le llegan en la misma proporción es porque no tiene punto medio. Juega a los extremos y pone en riesgo cualquier resultado.

Al no contar con un medio campo expeditivo, que gestione las transiciones, que sirva de filtro para la defensa y sea un eje para los delanteros, es altamente probable que Rayados ataque a lo que sea y se defienda como pueda.

La lupa hay que centrarla, por ejemplo, en la contención. Celso Ortiz es un “5” de los que abundan, de los que solo aportan pierna para marcar, pero está solo.  

En sus seis años en Rayados son muy contadas las ocasiones en la que pisó el área adversaria. No es un contención triple A. No se le puede pedir más de lo que hace. Tampoco Kranevitter es la solución. Con Ortiz al lado se duplican porque juegan a lo mismo.

Romo tampoco da respuestas como interior o mezclado ahí en el medio. No es un recuperador “premium”. Ni hablar de Pizarro ni de Poncho González. El mediocampo albiazul es muy inestable. Pasa desapercibido. No tiene peso.

Si falla la recuperación líneas arriba, es lógico que toda la presión repose sobre la defensa y Vucetich, a cambio de corregir el mediocampo para que sea el primer retén defensivo, se va por la fácil: meter más gente atrás sacrificando a los de arriba.

Defender con cinco o seis en tu propia área es una invitación al gol. Es una señal de abatimiento, una señal del “ya no me importa nada”. Definitivamente, no importa jugar y a eso lo suele patrocinar Vucetich.

Fotografía: Mexsport