

"Fue una locura"
A 17 años del título de Rayados contra Morelia, Flavio Rogerio recordó cómo se ganó a Passarella, el campañón y el festejo en la Macro.
Por Adrián Maldonado | FOTO:
"Fue una locura"
A 17 años del título de Rayados contra Morelia, Flavio Rogerio recordó cómo se ganó a Passarella, el campañón y el festejo en la Macro.
Por Adrián Maldonado | FOTO:
Sábado 13 de junio de 2020
En una época de austeridad y falta de reconocimiento nacional, Daniel Passarella hizo campeón al Monterrey en el 2003, con jugadores que para muchos fueron vitales como Guillermo Franco y Walter Erviti.
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Sin embargo, el Káiser seguía de cerca a un defensor silencioso al que pasó de no quererlo hasta amar su futbol. Esta es la historia de Flavio Rogerio.
El brasileño, quien a consecuencia de un amor a la ciudad se quedó a vivir en ella, recordó a ONCE lo importante que se sintió aquel 14 de junio de 2003 cuando levantó el trofeo contra Morelia por el esfuerzo que tuvo que hacer para ser del agrado del argentino.
En su cabeza aún está la unión de ese vestidor, la manera en la que la ciudad celebró el título como si se tratara de un Mundial y hasta su corta etapa con los Tigres.
LLEGÓ PARA QUEDARSE
En el 2000 fue contratado con 23 años por el español Benito Floro y rápido se adueñó de la titularidad. Pasaron dos años hasta que Passarella fue contratado, pero pronto detectó que su estilo no se apegaba mucho a lo que buscaba. Entonces Alejandro Sabella, que era su asistente, lo convenció de que le diera una oportunidad y todo fluyó.
Rogerio terminó jugando toda la fase regular y la Liguilla, incluyendo aquella serie del Clásico contra Tigres con todo y la goleada de 4-1 en el Uni, hasta proclamarse ganador del torneo de Clausura. Era central junto a Pablo Rotchen, acompañado por las bandas por Paulo César Chávez e Ismael Rodríguez.
"Passarella para mí era especial porque al principio no me quería y no me conocía. Después nos hicimos buenos amigos, me decía: 'qué bien jugaste, qué bueno fue el torneo para ti", comentó.
¿Por qué no te quería?
"Cuando llegó en 2002 yo no entraba en planes, estaba descartado. Tenía a mi esposa embarazada y no podía volar, no podía salir del país. La idea era que en el Draft apareciera una posibilidad. Cuando vamos a Cancún a la pretemporada estaban Germán Martellotto con nosotros y Tito (Héctor) Becerra. Me dicen: 'vamos por nosotros, si no entras en planes acá, pues va a haber algo para ti en otro equipo porque andas muy bien".
¿Y qué hiciste?
"Fui y empezamos a entrenar. Passarella y su auxiliar, Alejandro Sabella, le hizo el comentario que yo estaba entrenando muy bien. Él no me conocía y por eso había tomado una decisión precipitada. Eso fue importantísimo. Por eso es muy valioso el campeonato por lo que logré, que me quedé en el equipo y los jugadores me apoyaron".
LOCURA TOTAL
Monterrey creció. En ese torneo fue líder del Grupo 2 y tercero de la tabla general, metiéndose a la fase final con la gran oportunidad de marcar historia. Y así fue. Ganaron al Atlas, eliminaron a los felinos en el Clásico y finalmente vencieron 3-1 a Monarcas en el global, resultado que se definió desde la Ida con los goles de Erviti, Franco y Héctor Castro en el Estadio Tecnológico, pese al descuento de Adolfo Bautista.
La emoción era absoluta. El equipo había logrado su primer campeonato en 16 años y segundo de su historia, por lo que toda esa generación lo disfrutó de una manera diferente, al grado que para Rogerio la ciudad se paralizó por completo con los festejos en la Macroplaza.
"Nosotros imaginábamos mucha gente, pero fue mucho más de lo que podría imaginar. Una locura. Regresando de Morelia la gente platicaba dentro del avión que iba a estar llena la ciudad y que al otro día íbamos a la Macro a festejar. La gente estaba desde el Aeropuerto a la ciudad esperando en la carretera. Eso jamás lo olvidaré. Parecía que la Selección había ganado un Mundial", contó.
¿Daniel en qué te hizo crecer más?
"Como centrales nos cuidaba mucho más, nos quería enseñar muchas cosas porque él también era defensa. Era bueno por arriba, cosa que yo también tenía esta facilidad. Nos enseñaba mucho en la parte táctica (...) era muy importante, tanto de Passarella como en su sociedad con Sabella".
¿Era ordenado o solía regañarte?
"A mí me sorprendió una vez que jugamos un partido mal y estábamos esperando un regaño. Al otro día llegó y cambió totalmente la cabeza de los jugadores con comentarios buenos, positivos, hablamos de los errores de los jugadores y la semana cambió totalmente. Si llegas el lunes y te empiezas a aplastar no es bueno, el jugador ya sabe qué pasó durante el partido. Esa semana él llegó con este comentario como si nada hubiera pasado. Me quedó marcado este momento, es algo que quiero llevar siempre".
¿Cómo llegaste al equipo?
"Fue una llegada muy buena. Yo estaba en Curitiba desde los 15 años y cuando se me dio la oportunidad de venir busqué conocer un poquito, con personas que ya habían jugado aquí en México y las recomendaciones fueron buenas. Me interesó mucho venir, había algunas personas de Rayados viendo los juegos allá en Brasil, estaba jugando muy bien y se dieron las cosas".
El equipo recién se había salvado del descenso. ¿No te hizo dudar?
"Había otras posibilidades y otros clubes de Brasil, otro interesado de Europa y hablando con la gente que había jugado con León como Tita me habló que era una gran ciudad, que era un equipo importante en México. Fue la mejor opción para mí y para mi familia".
LA CIUDAD LO CAUTIVÓ
El entonces presidente Ricardo Garza Villarreal lo convenció de fichar con La Pandilla y resultó ser todo un acierto, pues fue titular, rindió y la gente lo adoptó con cariño como un central de mucha seguridad. "Vivimos en Monterrey por todo lo que pasó, por la amistad que hicimos. La gente me saluda y me felicita. Este campeonato era algo imposible porque Monterrey hacía mucho no lo lograba. Se juntó un gran grupo, todo salió y se logró", señaló.
Y te tocó jugar aquel Clásico del 4-1 en las Semifinales...
"Ya sabía desde que me contrataron (sobre la pasión). El presidente me había contado algunas cosas, viajamos juntos a México y llegando a la ciudad en cualquier parte, los hoteles o alguna gasolinera, ya hablaban del Clásico. Era hermoso ver a tanta gente de lado a lado (dentro del estadio) porque había gente de Tigres y Rayados. Dentro de la cancha uno decía: '¿qué está pasando? ¿por qué están todos juntos?' Fue un ejemplo que tengo hasta hoy".
¿Qué le dijo Pablo Rotchen a Kléber en el penal que voló?
"Rotchen en ese momento se acercó para quitarle la concentración, le hizo un comentario de que la iba a fallar o la iba a parar el portero. Era normal si alguien se acercaba a patear el balón de hacer un comentario para desequilibrar. Fue un éxito".
La gente estaba desde el Aeropuerto a la ciudad esperando en la carretera. Eso jamás lo olvidaré. Parecía que la Selección había ganado un Mundial.
Flavio Rogerio, ex central de Rayados
CUANDO LLEGÓ A TIGRES
Flavio ya había logrado lo más difícil que fue alzar esa copa, pero el futbol lo orilló a tener que buscar otras oportunidades y después de salir en 2004 hacia su ex equipo en Brasil, regresó a México para tener una corta etapa con Dorados en la Primera División A y luego a Tigres en el Apertura 2007, donde estuvo un año.
¿Cómo te sentiste de llegar al rival histórico de tu ex equipo?
"Yo nunca quise salir de Rayados. Me dolió mucho cuando llegó la noticia que tenía que salir y buscar otros lados. Regresé a Brasil y me fue muy bien. Todo lo que quería era regresar a la ciudad y ya sabía la responsabilidad y lo grande que es Tigres. Acepté con muchas ganas, festejé regresar".
¿Crees que a los aficionados les agradó ese cambio?
"A mí tampoco me gustaría que un jugador de mi equipo que fuera campeón se fuera con el rival, pero el futbol te permite eso porque tienes que seguir trabajando. Tigres hacía mucho que no era campeón y a la gran parte de la gente no le importó porque los comentarios fueron muy buenos. Por mí me hubiera quedado mucho tiempo. El gran problema fue con la directiva (de Rayados) que me dejó salir".
Sólo jugaste 10 veces en un año con los auriazules. ¿Por qué crees que te costó?
"Uno quedó triste porque yo quería jugar y cada vez que me preparaba me lastimaba. Eso pasó dos o tres veces. El equipo se armó muy bien con contrataciones muy buenas e importantes, pero dentro de la cancha los resultados no acompañaron. No salieron las cosas, no era el momento".
¿Qué equipo te dejó más en México? También pasaste por Tijuana y Puebla...
"No tengo duda que Rayados. Mucho tiempo, muchos juegos, pocos momentos malos. Por más que en el equipo no llegaba a los objetivos yo personalmente siempre lograba hacer algo bueno durante el torneo. Quedó marcada mi trayectoria en Monterrey".
El ex defensor sigue empapado de la cultura y la actualidad de los dos equipos de la ciudad, mostrándose orgulloso de lo bien que les ha ido a las dos instituciones en los últimos años.
¿Qué te parece el cómo han cambiado los clubes?
"Hablando de Tigres, el equipo fue haciendo contrataciones importantes y tuvo apoyo financiero muy fuerte desde siempre y tuvo éxito. Cambió totalmente del momento en el que estuve yo porque llegaron las conquistas. De Rayados ese campeonato del 2003 abrió la puerta para inversiones, contrataciones, llegaron jugadores mucho más caros y todo eso deja a la ciudad feliz, los aficionados contentos con lo que ha pasado. Siempre están en Liguillas, cosa que no era normal".
A sus 43 años se dedica a la formación de niños que desean convertirse en futbolistas al ser socio y entrenador de la escuela Brazukas FC al sur de Monterrey, en donde comparte su trabajo con Juninho, actual técnico Sub 20 de Tigres.
¿Te ves como auxiliar o entrenador de Juninho?
"Me gusta mucho la idea, quiero retomar el curso (de DT) porque yo cuando estaba jugando lo había terminado, pero no me reconoce. Busqué mis derechos en la Federación y como no terminé el último módulo tengo que empezar de cero (...) Estaría excelente, claro que sí. Así es el futbol, puede pasar de todo y hay que estar preparado".
Fotografía: Instagram de Flavio Rogeiro