Lunes 08 de septiembre de 2025

Rayadas cayó de forma estrepitosa en el Clásico Nacional Femenil 45 contra Tigres, en un duelo que desde el primer tiempo fue víctima de sus propios errores y encajó cuatro goles antes del descanso. El resultado también se dio en gran medida por el desequilibrio que les generó Thembi Kgatlana.

Las albiazules, como ha sido costumbre en el torneo, tuvieron yerros con pelota y cuando los goles llegaron uno tras otro, mentalmente se cayeron (tendencia normal).

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Con un 4-4-2, buscando estar cerca unas de otras en el pase a fase ofensiva y ganar duelos con sus laterales en fase defensiva, las de Amelia Valverde se desmoronaron cuando Valeria del Campo ofreció un pase comprometido a Alejandra Lúa, que robó la sudafricana de Tigres para el 1-0.

Si las regias buscaron volver al cotejo, el segundo tanto les recordó el mal crónico del Apertura 2025: el balón parado. Emily Gielnik perdió la marca de Jimena López para el séptimo tanto en contra de esta forma de 17 totales (41 por ciento). Aunque existió fuera de lugar, la realidad es que Rayadas continuó recibiendo tantos por esta vía, siendo esta una tarea pendiente del cuerpo técnico.

Tanto el penal convertido por Jennifer Hermoso como el doblete de la sudafricana se dio por el descontrol emocional de irse abajo 2-0 a los 14 minutos. Lúa terminó por sucumbir ante el amague de Kgatlana, para después no cerrar en la trayectoria a un desmarque largo de ruptura de la dorsal 16 felina.

Ojo, hubo una jugada parecida en el segundo tiempo, donde Day Silva cortó el campo corriendo contra su portería en lugar de perseguir a Thembi, dejando al descubierto el concepto de orillar a quien tiene el balón hacia el lado opuesto a tu arco.

Del lado técnico, aunque la versión de Rayadas mejoró de forma notable, los ajustes llegaron tarde para detener lo realizado por las felinas, aunado a la falta de contundencia de las dirigidas por Amelia Valverde en jugadas que Katty Martínez, la propia Gielnik y Diana Evangelista no pudieron concretar.

Ojo, la responsabilidad de la DT recayó en las decisiones tomadas en elección de perfiles (Lúa y Monroy) buscando detener el regate en corto de María Sánchez y la explosividad al espacio de Kgatlana, la altura a la que la defensa jugó, dejando su espalda descubierta ante una de las atacantes más rápidas de toda la Liga MX Femenil.