CULIACÁN (Enviada).-  La figura de Diego Armando Maradona puede distraer, pero en su presentación como técnico de Dorados, el Diez fue claro: “no vengo de vacaciones, vengo a dejar la vida”. Un mensaje contundente, no sólo para la gente de Culiacán, sino para todo el futbol mexicano.

“Le voy a hablar a la gente de Culiacán: no venimos de paseo, no venimos de vacaciones, venimos a trabajar, vine a dejarles mi corazón, a darle algo a los muchachos. Nosotros necesitamos que la gente esté con nosotros, si la gente está, más lo que yo le pueda inyectar anímicamente va a ser bravo ganarnos”, dijo.

El Pelusa se reconoció en el mejor momento de su vida y se declaró en deuda con los sinaloenses, por la confianza depositada en él y su cuerpo técnico, que de entrada incluye a Luis Islas.

“Me siento en el mejor momento de mi vida, quiero darle a Dorados lo que me perdí cuando yo estaba enfermo, habré estado enfermo 14 años, pero hoy quiero ver el sol y quiero acostarme de noche, por eso acepte la oferta de Dorados”, añadió.

“Nosotros los partidos los ganamos adentro de la cancha, el sacrificio de los jugadores, acá el médico me va a decir quién está lesionado. Acá el titular tiene que estar mejor que el que está peleando por él”, declaró tajante el Diego.

El Pelusa no escondió el tema de su adicción, él tomó la palabra y lo abordó sin tapujos. "Podrán decir un montón de cosas, pero que desde yo dejé la enfermedad, hace 15 años, por ahí decían 'el dopaje'. Yo me estaba tirando para abajo hermano, yo me estaba consumiendo. Quiero, a este hombre, decirle, explicarle, que cuando yo tomaba, era para atrás. Era un paso par atrás. Y lo que tiene que hacer el jugador de fútbol es ir para adelante", así de claro fue el Diego de la gente.

Fotografía: Claudia Rodríguez/ONCE