Lunes 24 de noviembre de 2025

Tigres Femenil se coronó campeón después de una Final que tuvo dos capítulos muy distintos. El equipo regiomontano sobrevivió al caos de la Ida y disputó con autoridad la Vuelta. La clave del título no estuvo solamente en la regularidad del torneo, sino en cómo supo competir los dos partidos definitivos ante un América que lo puso contra las cuerdas por momentos y luego lo obligó a mostrar su versión más sólida.

La historia comenzó en el Ciudad de los Deportes con un partido que salió de cualquier libreto. América dominó la primera mitad. Tigres fue superado en intensidad y precisión. Dos penales en contra en menos de cinco minutos dejaron al equipo universitario desconcertado. A eso se sumó el derechazo de Sarah Luebbert al borde del descanso, un 3-0 que parecía marcar una desventaja lapidaria para las visitantes.

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Pero ahí estuvo una de las razones por las que Tigres terminó alzando el campeonato: su capacidad para modificar, ajustar y competir aun cuando el panorama lucía adverso. Al final empató el marcador, rescatando un resultado que le devolvió el pulso competitivo para definir la Final en casa.

Con ese impulso emocional y con el respaldo de la afición, la escuadra universitaria jugó la Vuelta de la mejor manera. La estructura defensiva se mostró firme y la dinámica entre jugadoras fluyó con mayor naturalidad. 

El club capitalino intentó mantener la postura ofensiva que le funcionó el juego anterior, pero no encontró los mismos espacios ni la misma fluidez ante una versión felina más concentrada, más física y mucho más precisa para cortar líneas.

El gol de Ordóñez que definió la serie llegó como consecuencia natural del dominio auriazul en el cierre jugado en el Uni. Una vez en ventaja, el plantel de San Nicolás manejó el partido con la experiencia de un equipo acostumbrado a cerrar Finales. América insistió, buscó variantes, pero ya no logró desarticular a una defensa que corrigió los errores cometidos en el primer tiempo de la Ida.