Domingo 30 de noviembre de 2025

Tigres llegó al Estadio Universitario con una misión clara: demostrar que lo visto en Tijuana no era su verdadera versión. Y lo logró. El 5-0 sobre Xolos no solo les dio el pase a Semifinales, también les regresó parte de la credibilidad que perdieron después del 3-0 en la Ida.

Desde el arranque se notó que los felinos venían con otro chip. El equipo fue más agresivo, más rápido y muchísimo más decidido que en la frontera. Nada de especular: Nicolás Ibáñez abrió el marcador temprano y, a partir de ahí, el partido se inclinó por completo.

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Juan Brunetta tuvo una noche enorme. Marcó de penal, manejó los tiempos y firmó un doblete que levantó al estadio. Era la versión que Tigres necesitaba: un jugador que toma la pelota y cambia el ritmo del partido.

Xolos, en cambio, quedó atrapado desde muy pronto. Nunca pudo respirar. No encontró pases, no encontró ritmo ni una respuesta clara. Para ellos, la primera mitad fue un golpe constante; la segunda, pura resignación.

Ozziel Herrera falló un penal, sí, pero ni eso movió al equipo. Tigres siguió empujando, y el propio Ozziel terminó por meter el 4-0 que prendió aún más a la afición. El quinto de Vigón solo confirmó lo que ya era evidente: hubo un solo equipo compitiendo.

Tigres necesitaba un partido así: uno donde mostrara carácter, energía y reacción. Ahora está en Semifinales y se ganó el derecho a seguir soñando. La pregunta es si este nivel lo pueden sostener. Porque, contra lo que viene, no alcanza con aparecer solo un día: necesitan que esta versión sea la norma, no la excepción.