Tigres, Cruz Azul, Semifinales, Liguilla, Liga MX, análisis, frente a frente, Guido Pizarro, Nicolás Larcamón

Tigres dio muestras de una ofensiva capaz de cambiar cualquier partido, pero enfrente tendrá un Cruz Azul con una estructura muy sólida.

Por Dali Guerrero | FOTO: Mexsport

Miércoles 03 de diciembre de 2025

Cruz Azul y Tigres llegan a la Semifinal desde panoramas distintos, pero comparten algo fundamental: ambos dependen de mantener sus virtudes al máximo. La serie se perfila pareja, intensa y con márgenes muy delgados, donde un detalle puede cambiar todo.

El equipo cementero sostuvo su temporada en un proyecto bien estructurado. La continuidad del sistema y la claridad en los roles le permitió verse compacto, con funcionamiento estable y capacidad de adaptarse según el partido.

MIRA TAMBIÉN: Consulta toda la información de Tigres

PUBLICIDAD NOTAS

Sin embargo, el cuadro de Nicolás Larcamón también arrastra errores que pueden comprometerlo en una serie tan cerrada. Uno de los más visibles está en la zona frontal del área, es decir, cuando decide presionar agresivamente por bandas, suele descuidarse por dentro y permite que los rivales encuentren tiros de media distancia con espacio. Esa grieta ha sido recurrente y, frente a un equipo con buena pegada como Tigres, puede transformarse en un problema serio.

Además, para esta Liguilla contará con la sensible baja de Kevin Mier, arquero que ayuda a La Máquina en la salida de balón y actuando como líbero en algunos contextos. La calidad de su suplente, Andrés Gudiño, aún está por verse en estas instancias.

Del otro lado, Tigres llega con una ofensiva capaz de cambiar cualquier partido. Cuando sus piezas se conectan, genera volumen constante, llega con peligro por banda, encuentra remates en el área y obliga al rival a defenderse con sus mejores recursos.

El conjunto universitario tiene algo que pocos equipos: individualidades que, incluso en un partido apretado, pueden desequilibrar con una sola jugada. Esa capacidad para romper esquemas, ya sea con un balón filtrado, un remate imparable o un desborde que desordena al rival, es su principal fortaleza rumbo a esta serie.

Pero su mayor virtud también se convierte en un riesgo. Cuando sus atacantes no están finos o cuando la circulación de balón se vuelve previsible, el equipo pierde profundidad. En esos momentos, cualquier pérdida en campo rival se transforma en un riesgo, porque el retroceso no siempre es ordenado y eso abre espacios amplios para el contragolpe del rival.

La serie, por lo tanto, se definirá entre la solidez estructural de Cruz Azul y el poder ofensivo de Tigres. Para los de La Noria, el foco estará en no regalar espacios y en corregir las coberturas en balón parado. Para Tigres, la clave será sostener la fluidez ofensiva y evitar los baches en los que el equipo deja de generar peligro. En una Semifinal, cualquier detalle cuenta.

Boletín ONCE