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Tigres fue ordenado y competitivo en el primer capítulo de las Semifinales, pero tuvo algunas desatenciones que le pueden costar la Vuelta si no ajusta.

Por Betsy Hernández | FOTO: Mexsport

Jueves 04 de diciembre de 2025

Tigres salió del Olímpico Universitario con la sensación de superar la primera gran prueba de la serie. Bajo el mando de Guido Pizarro —quien trasladó su visión de líder dentro del campo al banquillo—, el equipo mostró una estructura futbolística reconocible: estuvo ordenado, competitivo y con una idea clara de cómo imponer su ritmo en la Ida de las Semifinales.

Defensivamente, Tigres fue un cuadro sólido. La presión estuvo lejos de ser desordenada: se eligieron momentos precisos para morder en la salida de Cruz Azul y momentos para replegar en bloque medio, siempre con la intención de cerrar líneas de pase hacia el carril central, donde el rival intentaba colarse. La zaga respondió bien en los duelos individuales, y el mediocampo logró tapar los pasillos que el rival buscaba explotar.

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Al frente, la verticalidad volvió a ser uno de los sellos más peligrosos del equipo. Tigres convirtió recuperaciones simples en ataques profundos en cuestión de segundos. Los extremos fijaron a los laterales rivales y abrieron espacio para que los mediapuntas llegaran de cara al arco. 

Cada avance tuvo intención, y cuando las líneas de Cruz Azul quedaron abiertas, el conjunto felino encontró la manera de hacer daño, con una jugada de primer nivel de Ángel Correa en la que burló a varios elementos y terminó rematando de primera.

Aun con esos aciertos, hubo aspectos que el equipo deberá corregir. Tigres sufrió en ciertos tramos cuando el rival consiguió arrastrar su mediocampo hacia banda, dejando huecos entre lateral y central que requirieron correcciones de emergencia. Esa lectura tardía del espacio podría traer complicaciones en la Vuelta si no se ajusta a tiempo.

También quedó la sensación de que se pudo aprovechar más el dominio territorial. En varios pasajes del partido, el cuadro felino llegó bien al último tercio, pero careció de buena elección en el pase final o del ritmo adecuado para culminar las jugadas. Una dosis extra de puntería o pausa habría significado una ventaja más amplia en el marcador.

En síntesis, Tigres demostró que tiene claro a qué juega y por qué está en Semifinales. El orden, la paciencia y la presión inteligente fueron suficientes para neutralizar gran parte del juego celeste. Pero la serie no está decidida: Pizarro y su cuerpo técnico tendrán que afinar esos detalles en la Vuelta si quieren que la solidez se transforme en un boleto más a la Final, algo que en Nuevo León ya miran como una costumbre.

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