Sábado 06 de diciembre de 2025

Cuando Cruz Azul y Tigres se encuentran en Semifinales, la historia suele inclinarse hacia el lado felino. No es casualidad: dos veces se cruzaron en esta instancia, y en ambas el conjunto regiomontano terminó avanzando, ya sea con una remontada memorable o con la frialdad de aprovechar mejor las reglas del torneo.

El primer capítulo se remonta a la temporada 1977-78, cuando Cruz Azul parecía tener el control tras imponerse 1–0 en la Ida. Sin embargo, el regreso en el Estadio Universitario se convirtió en una noche de autoridad futbolística para los auriazules.

MIRA TAMBIÉN: Consulta toda la información de Tigres

Tigres no solo remontó, sino que anuló por completo al rival con un 3–0 que selló el pase a la Final y que comenzó a construir esa sensación de que, en Liguilla, saben sofocar a la Máquina aun cuando llegan cuesta arriba.

Años más tarde, en el Invierno 2001, el guión tuvo una esencia similar: Cruz Azul volvió a pegar primero en la Ida, pero Tigres respondió en el Uni igualando el marcador global. 

Esta vez no fue contundencia, sino inteligencia táctica y administración del esfuerzo lo que les abrió la puerta. El empate total favorecía al conjunto regiomontano por su mejor posición en la tabla, y ese detalle terminó marcando el destino de la serie. Una eliminatoria cerrada, sí, pero resuelta por quien mejor supo jugar con el contexto.

Lo que conecta esas historias no son los goles ni las cifras, sino el carácter. Tigres demostró que entiende cómo se juegan las Semifinales: la Ida no define, y la Vuelta, con su gente y su ambiente, se convierte en territorio de sentencia.

Mientras Cruz Azul se quedó con la sensación de que el primer golpe no basta, Tigres cultivó la costumbre de rematar cuando más pesa el balón. Además, el propio Estadio Universitario ha sido, durante décadas, terreno hostil para los Cementeros en Liguilla.

La mayoría de sus visitas en Fases Finales terminaron con frustración, y aunque en otras rondas lograron triunfos que rompen la estadística, en Semifinales la cancha se transforma en un escenario donde los felinos se sienten invencibles y Cruz Azul, vulnerable. Ese entorno se vuelve factor: la presión, el ruido, la inercia emocional que acompaña una remontada o un cierre apretado.

Hoy, el peso de la historia se convierte inevitablemente en parte del partido. Tigres llega sabiendo que, frente a Cruz Azul y en estas instancias, tiene memoria ganadora. La Máquina, por su lado, encara el reto de derribar una narrativa que lo persigue desde hace décadas: demostrar que, en el momento crucial, también puede ser el que encuentre el camino a la Final.

Porque, más allá de los números, lo que está en disputa es la autoridad futbolística. Tigres hizo de la Semifinal ante Cruz Azul un territorio propio. Cruz Azul quiere, al fin, reclamarlo.