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Los argentinos guían a Tigres desde hace tiempo y hoy son más que fundamentales: Pizarro encontró la fórmula con Correa, Brunetta, Guzmán e Ibáñez.

Por Dali Guerrero | FOTO: Mexsport

Domingo 07 de diciembre de 2025

Tigres está en la Final del Apertura 2025, y la ruta para llegar hasta ahí tiene un punto en común: el peso de sus jugadores argentinos. En la Semifinal de Vuelta ante Cruz Azul, el equipo mostró carácter en los momentos críticos y, como ocurrió a lo largo del torneo, fueron los sudamericanos quienes terminaron inclinando la balanza.

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Ángel Correa firmó una actuación como las que ya acostumbra en la campaña; aportó visión, desmarque y una gran capacidad para generar peligro. Lo hecho la noche del sábado en el Estadio Universitario fue simplemente el reflejo de lo que fue este futbolista a lo largo del torneo, el primero que disputa con el equipo.

Asimismo, Juan Brunetta volvió a ser el mejor del conjunto auriazul. Si durante la temporada regular fue el eje futbolístico del plantel, en el más reciente partido quiso terminar de consolidar ese nivel y esa jerarquía mostrada durante todo el certamen. Y qué mejor que hacerlo con una anotación que terminó empujando al equipo hacia una nueva Final.

En el arco, Nahuel Guzmán sacó el temple de las noches grandes. El argentino respondió con atajadas de peso, incluida la más importante: la del penal en contra. De más está decir lo que esa acción generó, pero ya se volvió costumbre en jugadores como él. Su actuación, tanto en la serie como en la temporada, recordó por qué es uno de los líderes del ciclo más ganador en la historia del club.

El aporte argentino también incluye a Nicolás Ibáñez, una pieza que —aunque algo silenciosa durante el torneo— resultó crucial en la Liguilla. Con poca continuidad y un torneo irregular, el delantero apareció cuando Tigres lo necesitaba: marcó, asistió y fue determinante en los Cuartos de Final. No pudo estar en la Vuelta de la Semifinal por molestias físicas, pero su impacto previo fue fundamental para que el equipo llegara a este punto.

Y desde el banquillo, Guido Pizarro confirmó su lectura fina del juego y del propio torneo. En su primera campaña completa como director técnico, supo administrar lo que tenía disponible, integrar a los refuerzos, experimentar, ajustar y formar estrategias que terminaron por darle forma a un plantel vasto en todos los sentidos. Lo más importante: logró mantenerlo.

La huella argentina está en todas partes. Por eso Tigres está donde está: en otra Final, impulsado por un grupo que entiende los momentos y que, cuando más se necesita, aparece con personalidad, calidad y decisiones que pesan.

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