Miércoles 10 de diciembre de 2025

La Liga MX se prepara para un cierre a la altura de su temporada. Tigres y Toluca, los dos mejores equipos de la Fase Regular, abrirán este jueves la Final de Ida en el Estadio Universitario, un escenario que suele convertirse en un reto mayor para cualquier visitante… y especialmente para los Diablos.

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El duelo llega con tintes especiales para ambos. Para Tigres, porque vuelve a una Final dos años después y ahora bajo la dirección de Guido Pizarro, quien vivirá este capítulo desde un rol completamente distinto: el banquillo.

Para Toluca, la misión es demostrar que aquel paso imponente en el torneo no fue casualidad ni producto de la suerte, sino la consecuencia de un proyecto que encontró madurez, resiliencia y un carácter competitivo que lo llevó a pelear por el Bicampeonato.

Aunque los mexiquenses resolvieron la última serie directa contra Tigres —aquella Semifinal en el Nemesio Díez durante el Clausura 2025—, la historia en San Nicolás pinta distinta. El Estadio Universitario suele ser territorio complicado para Toluca, y en Liguilla la balanza se inclinó hacia los felinos en la mayoría de las eliminatorias. Sin embargo, el contexto actual obliga a dejar atrás los antecedentes: líder contra sublíder, dos planteles sumamente competitivos y un título que parece destinado a definirse en detalles.

En esa búsqueda de ventajas, el cuadro felino sumó una noticia positiva: Nicolás Ibáñez y Jesús Angulo recibieron luz verde para estar en la Ida tras días de incertidumbre por molestias físicas. Angulo apunta a ser titular, mientras que Ibáñez sería opción desde la banca.

También podría ser una Final significativa para figuras históricas como Nahuel Guzmán y André-Pierre Gignac, quienes no solo dieron identidad al club durante más de una década, sino que podrían estar ante una de sus últimas noches grandes con la camiseta auriazul.

Toluca, por su parte, llega sin aquella versión arrolladora del inicio del torneo, pero con un equipo mucho más consolidado. Supo aguantar, ajustar y competir desde la colectividad. Esa versión más sobria, menos vistosa pero más resistente, ahora comandada por Antonio Mohamed, será la que se presente en una Ida que promete estar al límite.

La mesa está puesta para un choque de alto nivel: dos proyectos consistentes, dos técnicos con propuestas claras y dos aficiones que exigen el título. La Ida no define al campeón, pero sí puede marcar el tono de una serie que, por calidad y momento, tiene todo para convertirse en una Final memorable.