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Tigres se fue con las manos vacías del Nemesio Díez en una Final que estuvo llena de emociones. Así se vivió el partido a nivel de cancha.

Por Paulina Gutiérrez | FOTO: Paulina Gutiérrez

Lunes 15 de diciembre de 2025

TOLUCA, México (Enviada).- Tigres ardió en el infierno y se tuvo que conformar con el subcampeonato del Apertura 2025 de la Liga MX. Una dramática serie de penales lo dejó a un paso de la novena.

Previo al arranque del encuentro, el primero en salir al reconocimiento de cancha fue André-Pierre Gignac, ante un Nemesio Díez tapizado en color rojo que le regaló la rechifla.

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El calentamiento de los felinos se realizó entre risas nerviosas, tuvieron que manejar los gritos de la afición escarlata que, ante la cercanía entre gradas y cancha, se sintió a pie del cañón.

César Arturo Ramos dio el silbatazo inicial, las primeras indicaciones de Guido Pizarro no se hicieron esperar. La ventaja de 1-0 al ganar la Ida en el Universitario, no garantizaba nada.

Nahuel Guzmán lideraba dentro de la cancha, seguido de Gignac, quien pronto hizo diferencia con un tiro libre que terminó anidando en la portería Fernando Gorriarán. El júbilo explotó en la banca auriazul y el Infierno, por un breve instante, se paralizó.

En la recta final del primer tiempo, los ánimos se caldearon entre Gignac y el cuarto oficial Enrique Santander. El francés le reclamó con todo una falta e incluso lo encaró. Todo quedó en palabras.

Al segundo tiempo, Tigres saltó seguro al terreno de juego, las palabras de ánimo entre jugadores y cuerpo técnico no faltaron; la comunicación dentro del terreno de juego fue intensa y constante. Sin embargo, no fue suficiente para detener al diablo y el Infierno explotó.

El primer gol de Toluca cayó como balde de agua fría. Guido llamó de inmediato al capitán Gorriarán, le dio unas indicaciones que pronto fueron comunicadas al resto de sus compañeros.

Tigres trató de meterse al juego, de volver a tener la pelota y conectar, pero el rival otra vez hizo de las suyas y el 2-0 lo sacudió.

Con el global 2-2, los tiempos extras aparecieron. La charla se agudizó, los líderes felinos, Gorriarán, Guzmán, Gignac y Correa hicieron la labor de convencimiento de dar lo último.

Fueron 30 minutos adicionales, en los que más que futbol, se jugó con el corazón. El cansancio apareció, uno que otro soldado cayó ante los calambres: las piernas ya no respondían. El impulso de la afición los puso de pie y los llevó a la tanda de penales.

El nerviosismo estuvo a flor de piel, Nahuel Guzmán y su característico show salió a flote, aunque en esta ocasión no fue factor.

Ni Toluca ni Tigres dieron su brazo a torcer. En la tribuna los gritos, el llanto y las plegarias al cielo no faltaron. En la banca Mohamed no quiso ver el penal definitivo, mientras que Guido se mantuvo inerte ante el último cobro.

Esta vez no hubo ángel para Tigres y Alexis Vega hizo la diablura, ardió el infierno y en el centro del campo, los jugadores auriazules cayeron de rodillas y en llanto ante la pérdida del título.

La frustración invadió a Juan Pablo Vigón, quien perdió la cabeza y agredió a Romero en pleno festejo.

Después de una campaña sólida, Tigres vio cómo Toluca levantó el trofeo. La mirada incrédula de Gignac, Nahuel y Guido lo dijeron todo. Ya no hubo palabras, solo intercambio de miradas y abrazos buscando el alivio.

Gignac se quitó la medalla, le dio vueltas con las manos por un rato y volvió a colocarla en su cuello, mientras al fondo, la afición escarlata gritó a todo pulmón el título número 12.

Tigres aplaudió la celebración de Toluca y, todos unidos, algunos con la cara hacia al suelo, otros con miradas desafiantes hacia la tribuna, regresaron al vestidor con las manos vacías.

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