Lunes 03 de agosto de 2020

En momentos de supervivencia, sus intervenciones fueron tan importantes como respirar.

Sus pases y sus goles aparecieron en épocas de apremio para el Santos; tiempos en los que marcar un tanto implicaba un esfuerzo doble.

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A finales de la década de los 90s y con más desdén que expectativas, los delanteros hondureños Juan Flores y Eugenio Dolmo Flores llegaron para reforzar al Santos Laguna. Fueron tres años los que jugaron juntos, Flores permaneció una temporada más.

Los Guerreros conformaban a su plantel para la temporada 1989-90, la segunda en Primera División. Entre los refuerzos extranjeros estaba este par de hondureños, además del central paraguayo Eligio Torres y del mediocampista uruguayo Luis Heimen.

Los refuerzos, sobre todo los centroamericanos, recibieron el desaire de muchos aficionados laguneros. Tras un buen rato con el equipo albiverde, la historia tuvo un final diferente para ellos: Juan y Dolmo salvaron muchas veces al Santos, se fueron como ídolos y con el paso de los años se convirtieron en inmortales.

TE TRAIGO ESTAS FLORES

Tras su torneo de bautizo en Primera División, de mucho sufrimiento, la afición de los Guerreros esperaba un mejor equipo, con refuerzos de mayor renombre.

"Sin verlos jugar, yo le pongo al Club Santos a cuatro jugadores jóvenes mexicanos, mejores, de Segunda o de Tercera División”, fue una de las crueles opiniones de un aficionado lagunero, que en su momento recabó la prensa lagunera, esto tras el anuncio de los fichajes de los catrachos, que oscilaban los 23 años de edad.

Tras la exitosa campaña con Correcaminos del delantero Richardson Smith, otro hondureño, el Santos Laguna decidió apostar por Juan y Dolmo, quienes fueron vendidos como figuras del balompié centroamericano. Además, pintaron a estos ofensivos como un binomio goleador: Juan anotaba y Dolmo se encargaba de servir balones al área.

Entonces el Santos Laguna era un equipo con muchas carencias; jugaba con el estómago vacío, pero con mucha hambre de permanecer en el máximo circuito.

JUAN GOLES

"Le dije a Dolmo, yo creo que aquí sólo vamos a jugar una temporada y nos regresamos, porque la situación aquí es muy difícil. Santos era un equipo pequeño con muchas limitaciones, había que hacer muchas cosas que no nos tocaban, pero uno tenía que hacerlas; no había canchas dónde entrenar, todo era bien complicado", declaró hace poco tiempo Juan, en entrevista para la cadena TUDN.

Juan Alberto Flores Maradiaga era un jugador espigado, muy técnico, gran rematador, con buena puntería; efectivo en el juego aéreo. Arribó al Santos antes de cumplir los 24 años de edad.

Desde su debut, con sus goles no dio oportunidad a las críticas. Anotó en las primeras tres jornadas. Terminó la temporada 89-90 con 16 goles, superando a matones como el Mortero Aravena, Jorge Comas, Bahía, Juan Antonio Pizzi, Daniel Guzmán y algunos más.

En la siguiente temporada el hondureño anotó 15 veces y repitió como el noveno mejor artillero de la Liga. Con 31 anotaciones en sus primeros dos años, los aficionados laguneros lo llamaron: Juan Goles.

En la 1991-92, último al lado de Dolmo, una lesión en la rodilla derecha mermó su capacidad goleadora y Juan sólo anotó nueveveces.

Si en el torneo 91-92 sus anotaciones fueron “contadas”, en la temporada 1992-93 sus participaciones en la cancha fueron igual de escasas; sólo marcó en seis ocasiones. Ese fue su último torneo con el Santos, después de militar con los Guerreros, Juan Goles no tuvo otro equipo como profesional.

EL DEMONIO HONDUREÑO

Algunos tienen la idea de que Dolmo era su nombre y su primer apellido era Flores. La verdad es que sus nombres eran Mario Eugenio y sus apellidos Dolmo Flores.

Dolmo no era el ejemplo de un jugador técnico, pero era muy veloz y escurridizo por la banda derecha. Fallaba muchas veces al momento de centrar al área, pero era extremadamente generoso en los esfuerzos. Tenía un juego muy alegre para la tribuna, lo que le valió convertirse en ídolo; de esos que los antiguos llamaban: "ídolo de la tribuna de sol".

Su mejor momento fue en la temporada 1990-91, en la Jornada 37, cuando en tiempo de reposición anotó el gol del empate 1-1 ante el América, en casa. En ese duelo, Santos Laguna evitó la derrota y el descenso en automático.

Con ese empate, los Guerreros llegaron con vida al último partido ante el Morelia; con otra igualada combinada con derrota del Irapuato, freseros y laguneros empataron en 26 puntos. Los Guerreros se salvaron por contar con mejor diferencia de goles.

"Con aquel Santos defendimos la playera a morir; se tuvo amor y coraje en cada partido, algo que la afición lo sigue reconociendo. El Santos de hoy en día tiene comodidades que nosotros no accedimos”, comentó en una entrevista el ex extremo por derecha.

La carrera de Dolmo fue más prolongada, además del Santos Laguna y del Olimpia hondureño, también jugó en equipos de: Guatemala, Honduras, Costa Rica, Perú y El Salvador. En la actualidad radica en país natal.

Juan Flores por mucho tiempo permaneció como el mejor goleador del Santos Laguna en Primera División, hasta que aparecieron históricos como Jared Borgetti, Matías Vuoso, Oribe Peralta, Pony Ruiz y Hachita Ludueña, entre otros. Su legado le valió el nombramiento como Guerrero de Honor en la institución lagunera.

En el lapso en el que Juan y Dolmo jugaron en Torreón, los Guerreros se salvaron de descender en tres ocasiones; sin sus aportes, además del trabajo de otros elementos, es difícil imaginar que el Santos Laguna siguiera en el máximo circuito.

"De a poco nos fuimos abriendo camino, nos fuimos ganando la confianza de toda la gente, de los mismos compañeros y llegamos a formar una historia. Es emocionante saber que la gente se acuerda de nosotros después de tanto tiempo. Hicimos un esfuerzo importante para ayudar al equipo y eso me hace sentir orgulloso ahora", palabras de Juan Flores al recordar su paso por el Santos Laguna.

Fotografía: Mexsport | Club Santos