María Akemi Yokoyama, un apellido que nos remite al continente asiático, pero que está bien arraigado a la ciudad de Monterrey, más precisamente a Tigres. La defensora central de 18 años nació en Acapulco, lleva en la sangre la descendencia japonesa, pero su corazón ya está pintado de amarillo y azul. "Desde que llegué aquí siento los colores", le dijo la jugadora a ONCE en un mano a mano imperdible.

El gol es el momento de más éxtasis dentro del futbol. Sin embargo, Yokoyama, titular en los cinco fechas que van de la Liga MX Femenil, si tiene que elegir un momento dentro de un partido, es ese en el que salva su arco. "Evitar un gol en la línea es mucho mejor”, reveló, quien también disputó el Mundial Sub 17 de 2019 con el Tri.

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Yokoyama se fue temprano de su casa, cambió de ciudad, la tuvo que pelear, extrañó su casa, pero nunca bajó los brazos y hoy es pieza clave de las felinas. Además, tuvo el premio grande de ganarle la Final a las Rayadas. "El momento que más sentí", dijo. Tiene a Hugo Ayala como espejo y un lema grabado en su pensamiento: "Superarte cada día y crecer”.

Hoy en día, tantos hombres como mujeres, quieren meter goles, ser delanteras, figuras... ¿Cómo llegaste a ser defensa?

“En la primaria tuve un profesor de educación física que era amante del futbol femenil. Me vio y me llevó a su escuela, al principio era delantera porque era muy rápida. Estaba en atletismo y futbol. Me hice defensa cuando fui a visorias de futbol de selección. Mi maestro me dijo que casi todas las niñas dicen que son mediocampistas. Debía escoger entre ser defensa o delantera. Yo tenía buen golpeo de balón largo y una amiga me dijo que me pusiera abajo porque yo era más fuerte y más alta. De ahí sabía algo de defender y cuando fui a la visoria nos dicen que falta una defensa y una contención. Me fui de defensa y ahí me quedé”.

Y le fuiste agarrando cariño al puesto.

“No estaba muy acostumbrada, la verdad. Pero desde chica me considero muy fuerte y rápida, siento que es importante para un defensa. La mayoría es de solo correr. A mí no me podían llevar por velocidad y ahí le agarré gusto. Quise aprender más”.

¿Qué prefieres: dar una asistencia en trazo largo o evitar un gol en la línea?

“Yo creo que evitar un gol en la línea, es mucho mejor”.

Si se presenta la oportunidad de jugar arriba, ¿te animarías?

“Estoy bien abajo. Con las que tenemos arriba está difícil (entre risas)”.

¿Con quién te entiendes mejor dentro de la cancha?

“Creo que con todas, pero un poco más con Natalia Villarreal. Es mi lateral izquierda, siempre me apoya, nos motivamos entre las dos. Sabemos que por nuestra banda no debe pasar nadie. Si a ella la pasan estoy yo, si me pasan ella regresa. Somos un buen dúo”.

¿Cómo describirías tus habilidades?

“Me considero una jugadora fuerte, rápida y que no se complica a la hora de tener el balón. Toco fácil. Tengo lectura de juego, mucha. 

¿Algún ídolo dentro del futbol?

“Siempre me gustó mucho Rafael Márquez. Y Sergio Ramos es el que tengo ahorita de idolo. De aquí me gusta mucho como juega Hugo Ayala”.

Hasta ahora, ¿cuál fue el mejor momento de tu carrera?

“El campeonato contra Rayadas, es el más reciente y el que más sentí. Nunca había vivido nada como esos dos días, fue súper emocionante. Estar aquí con el recibimiento de la gente, siempre alentando. Allá con la presión, siempre te gritaban algo. Fue una emoción muy grande estar en esos momentos”.

TIGRES: PASADO, PRESENTE Y FUTURO

¿Cómo terminaste jugando en Tigres?

“Yo estaba en la Universiada y un profesor me dijo que me iba a hablar David, el organizador del equipo. Me habló, me dijo que me quería conocer y ver si estaba interesada en venir a Tigres. Como ya estudiaba aquí, dije que sí. Desde que llegué a Monterrey le agarré cariño al club, es el equipo de la universidad y mis amigas son de Tigres. Desde que llegué aquí siento los colores”.

¿Cómo es el día a día en Tigres?

“Aunque no lo creas, estar aquí es difícil porque es una competencia diaria. Vamos a la escuela y si te reduce un poco lo que hacen las personas a mi edad. Aquí siempre es ser disciplinada para todo. Todo lo tienes que llevar de la mano, es un poco complicado, la verdad. Tarde que temprano llegan los resultados y con el campeonato llegó todo. Es una competencia diaria dentro del equipo, pero también contigo misma. Superarte cada día y crecer”.

¿Cómo es la convivencia en el club?

“La verdad es que somos un grupo muy unido. Todas aquí son super divertidas. Es mucha diversión, pero también mucho compromiso”.

¿Cuál es la característica del grupo?

“La pasión y el trabajo. El compromiso que todas tenemos por estos colores de siempre dar lo mejor de nosotras para que lleguen los resultados”.

¿Cómo es trabajar con Ramón Villa Zeballos?

“Es una persona muy intensa, vive los entrenamientos como nadie. Le gusta mucho trabajar. Trabajamos demasiado y eso se ha notado. Cada vez se ven más en el campo las ideas que él tiene. Es algo que nos ha ayudado a mejorar a todas”.

¿Cómo se siente la afición felina?

“Es muy motivante saber que pase lo que pase, sea malo o sea bueno, siempre habrá gente apoyándote. Si sales de un partido enojada o feliz, tienen un mensaje para ti. Siempre están al pendiente de nosotras y a nosotras nos llena de orgullo saber que esa gente se identifica con nosotras. Siempre queremos demostrarles lo mejor y que se sientan orgullosos de nosotras. Estamos eternamente agradecidas con todos y todas ellas. Están ahí y nunca me imaginé que tuviéramos una porra, fue algo que nació pequeño y cada vez se hace más grande. Hay momentos difíciles, pero siempre buscan la manera de estar ahí apoyándonos y es algo que no se puede igualar”.

DE ACAPULCO A MONTERREY

¿Cómo fueron tus inicios en el futbol?

“Yo empecé a jugar porque mi mamá me obligaba a ir a kung-fu. Cuando estaba en la primaria yo estaba en un colegio y mi hermano se iba a ir a estudiar a la Ciudad México, entonces los gastos iban a ser menos. Si nos íbamos a una escuela pública, podíamos escoger el deporte que quisiéramos y decidí futbol, era el que me gustaba”.

¿Cómo fue el cambio de ciudad?

“Fue difícil porque me vine cuando tenía 14 años. Primero estuve en casa club de Tigres en la Universidad, después me fui a vivir a La Villa y como estudiaba en línea no tenía muchas amigas. Aparte en Acapulco es puro calor y aquí hace frío a veces. No tenía sudaderas porque no estoy acostumbrada. Fue un cambio más que nada por la edad, pero ahora soy muy feliz”.

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¿Cómo se tomaron tus padres el dejarte ir a otra ciudad?

“Desde que le dije a mi mamá, me apoyó. Estábamos en un momento complicado y lo que quería era salirme y crecer. ¿Qué mejor edad que desde chica? Maduré mucho desde que llegué. Mi mamá sabía que si era lo que yo quería, me apoyaba”.

¿Algún mensaje para las niñas?

“Siempre todo comienza como un sueño, pero con trabajo y dedicación se puede lograr. Llegará su momento. Trabajando siempre llegará el momento para estar aquí. Que sigan trabajando y nunca se rindan”.

Fotografías: ONCE y Mexsport