Viernes 13 de junio de 2025

Pasó de ser director deportivo a presidente de uno de los clubes que mejor han desarrollado el éxito y su modelo de juego en el último lustro a nivel mundial. Para entender la nueva dimensión a la que ha llegado el Inter de Milán, mucho se debe a la proyección que le ha dado Giuseppe Marotta.

El empresario inducido al Salón de la Fama del futbol italiano en 2014 nació en Varese, Lombardía, el 25 de marzo de 1957. Si a los 21 años ya te haces cargo del equipo que identifica a la región en donde naciste, algo puede pronosticar lo que vendrá después contigo y eso le sucedió al apodado Beppe, quien comenzó como ayudante del utilero diez años antes en el Varese Calcio.

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Continuó su carrera en equipos como el Monza, Como, Ravenna, Venezia, Atalanta y Sampdoria, hasta que la Juventus se presentó en su horizonte y rompió paradigmas. Tras el fichaje de Cristiano Ronaldo, con el que no estuvo de acuerdo, rompió relaciones con la Vecchia Signora, y ahí comenzó su idilio con el Inter.

Llegó bajo la premisa de buscar fichajes a coste cero y oportunidades de mercado para reconstruir a una institución que tenía ocho años seguidos sin poder levantar el Scudetto hasta su llegada en 2018. Marotta apostó por Antonio Conte y después, por Simone Inzaghi. A raíz de esos entrenadores, el Inter ha conquistado dos Ligas, dos Coppa Italia, tres Supercoppa Italia, más dos subcampeonatos de Champions League y uno de Europa League.

¿Dónde está su magia? Con jugadores como Hakan Calhanoglu, Henrikh Mkhitaryan, Nicolo Barella, Francesco Acerbi, Marcus Thuram, Piotr Zielinski, Edin Dzeko, entre otros, a coste cero o por cantidades mucho más módicas a las que acostumbra el actual mercado de transferencias. También ha hecho caja de 231 millones de euros (263 millones de dólares) en las ventas de Romelu Lukaku, André Onana (quien llegó gratis a la institución) y Achraf Hakimi.