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La australiana Emily Gielnik contó su manera de pensar y la ambición de siempre ir por más. También se sorprendió con Rayadas: "Amo el club".

Por Gilberto Galván | FOTO: Estefany Sánchez

Jueves 14 de agosto de 2025

En Rayadas se instauró, con el paso de los años y campeonatos, una cultura de buscar tocar siempre el punto más alto posible. Con ese perfil, las contrataciones que han llevado a cabo salen de ahí y con eso se encontraron cuando fueron por la delantera Emily Gielnik, una trotamundos que concedió entrevista a ONCE y habló de la perfección inalcanzable.

La integrante de las Matildas (mote de la selección australiana), dejó en claro que su obsesión por la perfección se traduce no en una carrera que sabe será interminable, sino en practicar siempre para mejorar y a la vez, trabajar el nunca conformarse con lo que tiene, lo logrado y lo mejorable.

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"La obsesión con la perfección es un problema, ¿no?, porque no hay algo como la perfección. Es lo que nos hace a los atletas un poquito locos, tenemos que hacerlo así, siempre estamos apuntando al perfeccionismo. Quizá tiro algunos penales tras el entrenamiento, tiros libres, pero nunca es suficientemente bueno, tengo que hacerlo otra vez mañana y después al día siguiente. Es un cuento de nunca terminar. Si te conformas, te lo estás poniendo muy fácil a ti mismo, así que para mí, aunque sé que la perfección es imposible, siempre voy a seguir persiguiéndola", tiró.

ENTRE MONTAÑAS Y TACOS

Fascinada con los tacos de arrachera y los paisajes que tiene a su alrededor todo el tiempo, Gielnik contó cómo ha sido su corta estadía en la primera aventura donde se habla español como idioma principal.

Todo comenzó en una boda donde se topó a Merel van Dongen, comenzó a hablarle del futbol mexicano femenil y semanas después, estaba abordando un vuelo de más de 15 horas. Vistiéndose de azul y blanco, entendió que todo lo que le dijo la neerlandesa era cierto: el club, el vestidor y la afición. Ojo, cargó con el peso de responder en la cancha conforme a la exigencia y comodidades que les brinda el club.

"Lo que Merel me dijo para convencerme de venir a jugar a México es verdad, incluso superó mis expectativas, es mejor de lo que imaginé. Nunca había sido parte de un club con fans tan apasionados, de verdad, lo amo. Al principio fue mucho para procesar, me costó acostumbrarme, pero es hermoso de ver, que la gente se tome tiempo de su día para venir a vernos al estadio, gasten dinero, vean futbol femenil, es importante para mí.

"También habló de la asistencia y del nivel de profesionalismo que tenemos en el club. Puedes ver que vivimos bien, tenemos grandes recursos, mucho staff técnico, cosas ilimitadas que hay: tenemos comida, nutrición, hidratación, todo lo que necesitamos como jugadoras profesionales, que es lo que queremos, pero no sabes lo bueno que es hasta que llegas. Así que estamos muy apoyadas, no tenemos razón para no tener éxito esta temporada porque tenemos todo lo que necesitamos, así que ahora depende de nosotras", contó.

CONTRASTES DE LA PELOTA

Habiendo jugado en su patria, además de Inglaterra y Alemania, para la atacante de 33 años, Monterrey se ha convertido en un desafío. Cuando llegó, encontró el calor de golpe, pero también un equipo con un futbol de posesión organizada, un contexto que hasta el propio seleccionador Joe Montemurro aprobó para ella.

"Muchos países, lo que significa muchas formas de jugar, muchos lenguajes, muchas condiciones climatológicas. Pero esta es mi primera vez: nunca había estado donde se habla español, donde hace un calor tan extremo y altitud. Adoro los desafíos, creo que siempre lo hago mejor cuando me pongo en situaciones complicadas, así que me estoy adaptando muy rápido, mi cuerpo lo está llevando muy bien, pero sí, es un estilo de juego muy distinto, futbol basado en la posesión, muy español. Cuando lo hablé con el técnico de la selección nacional se alegró de que me decantara por Rayadas", aseveró.

Hablemos del juego. Eres un delantero central, pero también sueles instalarte a la derecha, ¿dónde se siente más cómoda Emily Gielnik?

"La respuesta es que estoy más cómoda donde la DT me quiera. Por supuesto tengo una posición favorita, pero soy una jugadora de equipo, hago lo que el equipo necesita que haga. Como sea cualquier delantero guste de meter goles, así que en el centro por supuesto que es lo mejor, pero también depende que clase de extremos tienes, porque si tienes unos que centran mucho, entonces amo ser la delantero centro. Pero si tengo una gran delantera como Burky, entonces amo darle buenos servicios, o a quien quiera que esté ahí".

SU PUNTO DE QUIEBRE

Todos en la vida pueden presumir de tener un momento, un punto de quiebre donde lo que pensabas cambió radicalmente o el esfuerzo invertido dio frutos. Para Gielnik significó un Mundial por la confianza que depositaron en ella y a la vez, la propia en que podía tocar el cielo si quería. Eso representa las Matildas para la nueva goleadora de las albiazules.

"La Copa del Mundo de 2019 en Francia. Antes de eso tenía muchos años en la selección estancada: sustituta muchas veces, titular algunas. Pero en Francia jugué muchos minutos, fui parte importante del equipo y eso me dio la confianza para darme cuenta de todo el potencial que tenía. Lo mucho que el entrenador confiaba en mí, entonces supe que podía alcanzar alturas más altas, supe que era capaz de jugar en otro nivel. Sentí que fue como el inicio de mi carrera profesional", exclamó.

Las Matildas, ¿qué tan importantes son en tu vida?

"Cada jugador sueña con ponerse el jersey de la selección nacional, pero también hay que evitar pensar tanto en ello y poner el jersey de tu club primero, porque sin rendir con el jersey del club y hacerlo tu prioridad, el de las Matildas es imposible. Así que tengo que tener los pies en el suelo tanto como puedo, pero para mí la selección es lo máximo, por ello es que juego futbol. Es con lo que sueño desde que era niña, nunca lo tomo por garantizado. Pienso en ello un montón, y sí, es una gran razón por la que estoy en México ahora mismo".

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