Lunes 06 de octubre de 2025

CIUDAD DE MÉXICO, México (Corresponsal).- Montserrat Saldívar es una de las piezas más prometedoras del futbol femenil mexicano, jugadora del Club América y referente de Selecciones Mexicanas Juveniles. Sin embargo, su camino no fue lineal, ni inmediato, pues lo que hoy vemos nació de un proceso de adaptación, paciencia y mucho trabajo desde niña.

En su infancia practicó varios deportes y jugó en equipos varoniles hasta que la exseleccionada, Iris Mora, la detectó y la invitó a su academia, donde terminó de pulir fundamentos, demostrando una vocación clara por el ataque y la técnica.

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Aquella etapa la puso en el radar de Leonardo Cuéllar, quien la observó en visorias, quedando impresionado por su potencial, motivo por que solicitó su incorporación al provecto juvenil de América Femenil. Esa oportunidad marcaría el primer gran paso de su carrera.

El salto al profesionalismo lo dio muy joven, ya que, poco después, fue promovida al primer equipo, debutando en Primera División el 16 de agosto de 2021, con apenas 14 años ante Pachuca.

Aunque su llegada fue veloz, la continuidad no lo fue tanto. Bajo distintas direcciones técnicas alternó titularidades y suplencias; por un tiempo fue utilizada principalmente como lateral izquierdo, una posición en la que debía equilibrar tareas defensivas con su instinto ofensivo.

Varios técnicos la probaron en ese costado para sacar partido de su llegada al área y recorrido, pero en los primeros años tuvo que pelear por la titularidad y adaptarse a roles que no siempre coincidían con su posición natural: volante ofensiva por izquierda. Esa adaptación y la menor edad respecto a sus compañeras fueron factores que, más que frenarla, la obligaron a madurar con rapidez.

La verdadera transformación llegó cuando Ángel Villacampa reconoció su capacidad para desequilibrar en campo contrario. Ese cambio de rol, sumado a su crecimiento físico y a la experiencia acumulada, detonó su vertiente goleadora.

En la actual campaña, Apertura 2025, se está consolidando como una de las referencias ofensivas del América más determinantes, registrando una cifra de 13 goles en el mismo número de partidos, lo que confirma su salto de nivel a lo largo de los años.

Su historia es un ejemplo de resiliencia y perseverancia. Empezó muy joven, tuvo que reinventarse posicionalmente, batalló por minutos y confianza, y transformó esas dificultades en impulso para asentarse como goleadora. Para el Tri Femenil y para América representa el modelo ideal de jugadora, siendo prueba de que la versatilidad y la paciencia pueden terminar en una carrera brillante.