F1, Fórmula 1, México, Gran Premio de México, autódromo Magdalena Mixhuca, Jim Clark, Lotus-Climax, Ricardo Rodríguez, primer GP de México

El rugir de los motores de la Fórmula 1 se escuchó por primera vez en la Ciudad de México en el lejano 1962.

Por Betsy Hernández | FOTO: peterwindsor.com

Martes 21 de octubre de 2025

CIUDAD DE MÉXICO, México (Corresponsal).- El rugir de los motores de la máxima categoría del automovilismo se escuchó por primera vez en la Ciudad de México en 1962, cuando el entonces recién inaugurado autódromo Magdalena Mixhuca fuera el escenario del primer Gran Premio. Aunque aquella carrera no formó parte del calendario oficial de la Fórmula 1, sí marcó el inicio de una era dorada para el deporte motor nacional.

Miles de aficionados se dieron cita para presenciar la competencia, que atrajo a pilotos de renombre internacional y despertó el entusiasmo de toda una generación de fanáticos del deporte motor. 

PUBLICIDAD NOTAS

La edición inaugural se disputó el 4 de noviembre de 1962 como carrera de exhibición, y fue ganada por el mítico piloto británico Jim Clark, al volante de un Lotus-Climax.

Sin embargo, la jornada estuvo marcada por la tragedia, pues Ricardo Rodríguez, una de las grandes promesas mexicanas de la época, perdió la vida en un accidente en la curva peraltada en el primer día de prácticas. Su accidente conmovió profundamente al público y convirtió aquella primera edición en un evento tan histórico como doloroso para el país.

A pesar del luto, el Gran Premio de México se consolidó rápidamente. Al año siguiente, en 1963, fue incluido de manera oficial en el calendario de la Fórmula 1, lo que lo colocó en el mapa del automovilismo mundial. La combinación del trazado rápido del circuito, su altitud y el fervor del público hicieron que la competencia fuera considerada una de las más vibrantes de la temporada.

La carrera de 1963 fue la novena de diez dentro del campeonato mundial de esa temporada. Clark logró la pole position y, después de 65 vueltas al trazo de cinco kilómetros, ganó por delante del australiano Jack Brabham quien iba en un Cooper y el estadounidense Richie Ginther en un BRM.

La prueba contó con la participación de los pilotos mexicanos Pedro Rodríguez y Moisés Solana, pero ambos se retiraron de la carrera sin terminarla. Rodríguez a la altura de la vuelta 26 por problemas con la suspensión y Solana el giro 57, ya que había reventado su motor.

Durante esa primera etapa, el Gran Premio de México atrajo a leyendas como Graham Hill, Jack Brabham y Jim Clark, quienes protagonizaron duelos memorables en el asfalto capitalino. La pista, que años después llevaría el nombre de los hermanos Rodríguez en honor a Ricardo y Pedro, se convirtió en símbolo del espíritu competitivo mexicano y en uno de los escenarios más emocionantes del campeonato.

A más de seis décadas de aquel primer Gran Premio, el legado de 1962 sigue vivo. El evento sentó las bases para una tradición que, con interrupciones y regresos, ha mantenido a México como un punto clave dentro del calendario de la Fórmula 1. Cada edición actual no solo celebra la velocidad, sino también la historia y el recuerdo de los pioneros que hicieron posible que el país se enamorara del automovilismo.

Boletín ONCE