Domingo 02 de noviembre de 2025

El Tigres de Guido Pizarro sigue demostrando que funciona con su libreto. Con el empate en el Clásico Regio 141, el equipo cerró invicto como visitante, además de extender su racha a 12 partidos sin perder dentro del torneo.

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Con este paso, el club igualó una de las mejores rachas en la historia felina, alcanzando las de 1978-79 (dos veces en la misma temporada), 1986-87 y 2016. La marca a superar es de 15 juegos sin derrota, registrada en la temporada 2012-13 y en el Apertura 2014. Si mantiene el ritmo, Guido podría escribir su nombre con letras doradas en los libros del club, pero esta vez, desde el banquillo.

El plan del estratega auriazul no solo da resultados, sino que jornada tras jornada luce más sólido. Desde que asumió el mando, el ex jugador felino construyó un grupo competitivo, ordenado y con carácter. Actualmente, Tigres no solo gana, también sabe reponerse en los momentos de adversidad.

Esa fortaleza se ha reflejado en los dos últimos Clásicos Regios, donde el equipo vino de atrás. En el Clausura 2025, perdía 0-1 y terminó con la victoria 2-1; y en esta campaña, otra vez levantó la cara, tras un 1-0 en contra para rescatar el empate.

La propuesta del técnico argentino es clara: equilibrio, solidez y temple. Su Tigres no se desespera, mantiene la calma y siempre encuentra la manera de sumar. Además, la confianza y liderazgo que plasman figuras como André-Pierre Gignac, Juan Brunetta, Nahuel Guzmán y Ángel Correa impulsan al equipo tanto en el plano individual como colectivo, sin olvidar el trabajo y compromiso de los jugadores jóvenes.

Y por si fuera poco, con todo lo que ha cosechado a lo largo de este certamen, los felinos todavía tienen la posibilidad de cerrar la Fase Regular como líderes generales, si se dan ciertas combinaciones de resultados en la última fecha, más un triunfo sobre San Luis en el Uni.

Era un proyecto que al principio sembró dudas, incluso entre la propia afición felina: no había una estructura clara y las preguntas sobre el esquema táctico eran constantes. Ahora, aquel jugador que lo ganó todo vistiendo la camiseta auriazul le está devolviendo a la afición un Tigres como hace tiempo no se veía: con forma, inteligencia, talento y, sobre todo, garra.