Lunes 29 de diciembre de 2025

Si el futbol femenino vive una época dorada, el 2025 quedará marcado como el año en el que Aitana Bonmatí terminó de convertir su nombre en sinónimo de excelencia. La mediocampista del FC Barcelona y de la Selección Española no solo sostuvo el nivel que la llevó a la cima, sino que lo elevó a otra dimensión, al reafirmarse como la futbolista más determinante de su generación.

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A nivel individual, Bonmatí volvió a dominar todos los escenarios. Por tercer año consecutivo, levantó el Balón de Oro y el Premio The Best de la FIFA, un logro reservado para figuras que trascienden temporadas y modas. A ese doblete se sumó su consagración en los Globe Soccer Awards, donde fue elegida por segunda ocasión como la mejor jugadora del mundo, lo cual confirma que su influencia no entiende de fronteras ni jurados.

En el plano colectivo, 2025 también fue un año de peso. Con el FC Barcelona, Aitana fue el motor del equipo que volvió a imponer su hegemonía en el futbol español, sumando títulos nacionales y liderando a las blaugranas en las grandes citas. 

En Europa, su protagonismo volvió a ser total: decisiva en los momentos clave, marcó el ritmo del juego, asumió responsabilidades y se consolidó como el eje alrededor del cual gira uno de los proyectos más dominantes del futbol femenil. Este año, ganó con el club la Liga, la Copa de la Reina y la Supercopa de España.

Con la Selección Española, Bonmatí mantuvo el mismo nivel de liderazgo. Su presencia fue sinónimo de control, visión y jerarquía en los torneos internacionales disputados durante el año, siendo nuevamente una de las futbolistas más influyentes del combinado nacional y una referencia dentro y fuera del campo. En 2025 ganó por segundo año consecutivo la Nations League con La Roja.

Más allá de los títulos, 2025 terminó por consolidar a Aitana Bonmatí como una figura histórica. Su constancia, capacidad para decidir partidos importantes y liderazgo silencioso la colocan en un lugar privilegiado dentro del futbol mundial. No se trata solo de premios o trofeos, sino de la sensación de estar presenciando una era marcada por su talento.

Aitana no solo ganó todo; definió una época. Mientras el calendario avanza, el debate ya no gira en torno a si es la mejor del mundo, sino hasta dónde puede llegar una futbolista que, año tras año, sigue ampliando los límites de la grandeza.