VIERNES 19 ABRIL, 2024

Poquito, no mucho 

Miércoles 18 de noviembre de 2020

México mostró dos cosas muy importantes en su duelo ante Japón:

  1. Que sabe absorber castigo, sin menoscabo en el funcionamiento del plan original, es decir, sin perderse en el camino sucumbiendo a la presión ejercida por el rival.
  2. Que tiene capacidad de reacción.

La escuadra que dirige Gerardo Martino salió a hacer lo que sabe, tratar de tocar rápido y utilizar sus mejores hombres en medio y al frente para vulnerar el arco japonés y aquello fue más o menos parejo en los primeros ocho minutos...

Ya que la tomó Japón, comenzó a desdoblar a una velocidad impresionante; haciendo correr el balón y explotando los espacios que dejaban los mexicanos, sobre todo por los costados.

De no haber sido por Ochoa, aquello pudo quedar 3-0 en la primera parte en favor de Japón.

Charly sigue siendo Charly. Algún día será Don Carlos. Por ahora no. Rodríguez, extraviado, se vio un poco aislado de Orbelín, que trataba de dirigir la ofensiva. Trataba de conectar con Pizarro que, a su estilo, correteaba mucho y aportaba poco.

Romo haciendo las veces de contención y luego de líbero cuando salían los laterales y los centrales hacían la cobertura. Bajaba mucho, dejando una hectárea en medio que Charly solo no tapaba porque Orbelín jugaba de media punta. Mas allá que acá.

Al segundo tiempo los ajustes funcionaron. Se fueron Gallardo y Carlos Rodríguez y asunto arreglado. El Chaka ocupó el lateral derecho y Sánchez fue a tratar de tapar los embates de Ito a la banda izquierda, Romo volvió a su posición natural de 8, le pusieron a Edson de contención y listo. 

México recuperó la pelota y el dominio de los espacios. Jiménez hizo el primero y Lozano el segundo. Ya con las entradas de Antuna, Henry y Alvarado, ya no se vio mucho... De hecho, casi no se veía nada porque la niebla se metió a la cancha a jugar y México logró así un triunfo más, limpio, categórico y peleado.

Aunque en la primera parte pensé que les pasaba lo mismo que el año pasado cuando jugaron un amistoso contra Argentina; Lautaro Martínez pensó que era en serio y les metió tres goles él solo en la primera parte. Al final, un tal Paredes les hizo uno más y fue una sacudida muy severa ante el segundo equipo de la Argentina. 

De aquel momento a hoy, algo han avanzado. Poquito, no mucho. 

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¿Hará caso la FMF a la petición de Ricardo Peláez de inhabilitar al uruguayo Ignacio Rivero?

No creo... Los federativos no tienen la personalidad para actuar en un caso como éste. 

Por escrito debería estar que cuando un jugador lesiona de gravedad a un colega, debe regresar hasta que vuelva el lesionado. Punto final.

Resulta que en un partido amistoso entre la selección Sub 23 de México vs. Cruz Azul, Rivero lesionó gravemente a Alexis Vega, quien tendrá que parar un tiempo y por lo menos se perderá la Liguilla si es que acceden, tras librar la Repesca.

Le digo que a los directivos de la FMF les faltan dos cositas importantes para poder sancionar debidamente a los infractores.

Cuando el Pollo Antonio Briseño le cortó un tajo en la pierna a Gio Dos Santos, lo castigaron cuatro partidos y Gio perdió meses lesionado. 

Los defensores de Rivero dicen que tocó la pelota y ni siquiera se marcó la falta. Claro cuando se juntan un comentarista y un árbitro tontos, es una fórmula letal. Porque la regla no faculta al jugador que TOQUE LA PELOTA a lesionar a nadie. 

Puede no haber mala intención en una entrada, pero temeridad y fuerza desmedida pueden ser ingredientes para, tratando de jugar el balón, romperle en dos el tobillo al rival. 

Así de simple. 

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