VIERNES 19 ABRIL, 2024
Tigres

Nahuelazo

Nahuel Guzmán hizo el milagro. Un remate de cabeza del arquero de Tigres al minuto 94 le dio el pase a los felinos. ¿Ahora?, pa' Nueva York.
Por
Matías Giraudi _ 26/02/2020

Miércoles 26 de febrero de 2020

Ni Gignac, ni Valencia, ni el récord histórico del francés. Nada; nada de eso pudo darle el triunfo a Tigres. El equipo felino tuvo que esperar hasta el último minuto para que Nahuel Guzmán le diera la clasificación con un cabezazo. Sí, el portero, el de los guantes, el de las Nahueladas. Esta vez fue su Nahuelazo para vencer 4-2 al Alianza de El Salvador y meterse en los Cuartos de la Concachampions.

Cuando el partido se moría, cuando ya no quedaba tiempo para nada más que lamentos por una nueva frustración, un nuevo papelón internacional, el portero histórico salvó, una vez más, el pellejo de Ricardo Ferretti. Y no fue atajando, sino gritando.

En el Estadio Universitario se vivió una de las noches más históricas en muchos años. Porque después de haberle dado campeonatos y campeonatos a los felinos, siendo protagonista en cada logro, al argentino solo le faltaba esto. Con Meza, Gignac, Valencia y todos esos goleadores en el área de Alianza, el que conectó un cabezazo e hizo delirar a los miles de incomparables fue el portero. Y lo fue a festejar con los Incomparables. Como lo Incomparable de su historia en el club.

Y si de historia hablamos, ahí está André-Pierre. Poco después del 1-0 de Enner Valencia (con eso le alcanzaba a Tigres para pasar por el gol de visita en la Ida, el 2-1) llegó la gloria eterna para Gignac. El francés clavó dos, uno de derecha y el otro de penal, para llegar a 122 goles y superar a Suazo. Así se convirtió en el máximo artillero de equipos regios. El Rey de Nuevo León, como se leyó en la pantalla del Uni. Su Uni.

También es cierto que Tigres pasó de la alegría del 3-0 y el pase a Cuartos abrochado a la incertidumbre total, todo apenas 10 minutos. Al igual que le ocurrió en El Salvador, los felinos se durmieron una siesta y fue suficiente para que la visita le convierta dos. Con ese 3-2, el que pasaba era el Alianza.

Las dudas del comienzo, por el irregular 2020 que viene teniendo el equipo, se agudizaron con ese doble golpe salvadoreño. Al entretiempo el equipo se fue entre tibios aplausos y dudas calientes.

En el segundo tiempo Tigres fue y fue con todo, menos con puntería. Con Valencia encendido, pero más errático que nunca. Con Sierra y Carioca adueñándose del partido y logrando el mejor juego del año, pero sin lastimar el arco rival. Enner tuvo ¡cinco! ocasiones claras de gol y no pudo embocar ninguna (más allá de la primera, la que empujó para el 1-0). El arquero García, los defensores de Alianza, el travesaño y hasta su propio egoísmo cuando tuvo que ser generoso lo privaron de poder convertir el tanto que le de la clasificación a los felinos. De ser el héroe. Pero la capa estaba esperando por otro.

Gignac también tuvo la suya y chocó con la figura del portero salvadoreño, que se agigantaba con cada chance que desperdiciaron los auriazules. García dejó con las ganas a Dedé de festejar su hat-trick en la noche histórica.

El Universitario era un manojo de nervios. Los 38,894 Incomparables que se dieron cita en San Nicolás rezaban, imploraban, alentaban... Otros, simplemente tapados por el frío que hizo en la noche de Monterrey, observaron las chances desperdiciadas y buscaban explicaciones más allá de las lógicas.

Para los últimos 15 minutos Tuca envió al campo a Vargas para ver si el chileno estaba iluminado y podía lograr lo que sus compañeros no pudieron luego del doble golpe de Alianza. Sin embargo, para él tampoco era la tapa de los diarios. Los últimos minutos se jugaron al borde del área del visitante y la muralla seguía firme. Los Paquidermos intentaron liquidarlo con alguna contra, pero los felinos estaban bien parados atrás a pesar de la salida de Salcedo.

Faltando 5’ para el final algunos comenzaron a irse, viendo que, con el pasar de los minutos, los Cuartos de Final se alejaban de San Nicolás. Adentro Julián Quiñones por Sierra y Tuca se jugó todo con 4 delanteros. Ninguno de los especialistas del gol estaba destinado a darle una alegría a este equipo. El Universitario pasó del llanto e incertidumbre, al delirio total. En el estadio solo se escuchaba un nombre acompañado del grito de gol: "¡Nahuel!".

El Patón hizo historia. No sólo fue el gol del triunfo, sino también el de la clasificación en un torneo que es un karma para el club. Salvó al equipo del papelón. Fue su Nahuelazo.

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