

"Fue algo inolvidable"
Mateo Bravo revivió el primer título de Tigres en 1978. Una charla llena de historia y anécdotas. "Aún me piden fotos", dijo el portero volador.
Por Matías Giraudi | FOTO:
"Fue algo inolvidable"
Mateo Bravo revivió el primer título de Tigres en 1978. Una charla llena de historia y anécdotas. "Aún me piden fotos", dijo el portero volador.
Por Matías Giraudi | FOTO:
Martes 26 de mayo de 2020
Imagínate llegar a un equipo recién ascendido y, de un jalón, conquistar dos torneos en cuatro años.
Esa historia te la puede contar Mateo Bravo, quien aprovechó la citación de Pilar Reyes al Mundial del '78, quedó como portero titular, se consagró con Tigres en dos ocasiones y se convirtió en leyenda.
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Un 27 de mayo, pero de 1978, Tigres logró su primer título de Liga como equipo de Primera División. Con un gran manejo de partido en la Vuelta de la Final ante Pumas, los felinos aprovecharon que en la Ida habían ganado 2-0; el segundo encuentro terminó 1-1.
Hoy, 42 años después, recuerda con mucho cariño aquel primer título. "Nos siguen pidiendo fotos, se transmite de generación en generación", comentó a ONCE el otrora guardameta.
Para la afición felina, actualmente, es muy fácil ver a su equipo peleando torneos, ganando títulos y disputándose el mote de ser el mejor equipo de México. Pero para llegar hasta este momento, la institución tuvo que recorrer un camino rocoso, que dejó nombres importantes en el camino.
Mateo Bravo, el arquero volador, estuvo 12 años en el conjunto auriazul. Nos contó sobre el significado de aquel primer título de Liga MX, ante Pumas, la locura de la gente, el amor que lo une con Tigres, el otro campeonato y las comparaciones de los ídolos de antes con los actuales.
Venía de ser campeón de Copa MX en 1975. En 1977 llegó Carlos Miloc, el hombre que cambió para siempre la historia de los felinos. Con él, arribaron un montón de jugadores que terminaron armando el equipo que se consagró por la Liga aquel 27 de mayo de 1978.
El titular era Pilar Reyes, pero la citación al Mundial de Argentina le abrió la puerta a Bravo. Además, le quitó figuras a Pumas, como Hugo Sánchez y Leonardo Cuéllar y facilitó la tarea para el equipo regio.
Ya retirado de cualquier actividad en el futbol, en la comodidad de su casa y dedicándose a las ventas, el ex portero felino de 70 años recuerda con lujos de detalles aquella revolución felina.
¿Qué se siente ser uno de los pocos que estuvo en los dos títulos?
“Llegué en 1974 a Tigres, cuando recién había ascendido. Me trajo Che Gómez, yo estaba en Pachuca. Llegué aquí, a una ciudad que me gusta mucho, por eso decidí quedarme a vivir. Aquí nacieron mis dos hijas, fue una experiencia muy bonita, porque a un año de haber llegado, logramos el primer campeonato profesional para Tigres, que fue el campeonato de Copa”.
¿Cómo fue conseguir ese título?
“Era un equipo muy guerrero, luchador, peleador, no teníamos grandes figuras. Jugamos la Final contra América, un partido muy peleado, logramos ganar con gol de Manzotti en el segundo tiempo. Terminó el partido y empezó el festejo, imagínate, un equipo que hacía un año había ascendido, y ya estábamos festejando el primer campeonato de la historia y de la ciudad. Las fábricas, las iglesias, todos festejaban. Se hizo un gran festejo por lo que significaba ser el primer campeón en la historia de Monterrey”.
Pero me imagino que más repercusión tuvo el primer título de liga…
“Seguro. En 1977 llegó Miloc, e hizo grandes cambios en la cuestión deportiva. Trajo catorce jugadores. Conformó un equipo muy bueno, y logró amalgamar un gran equipo. Tuvimos un torneo regular, pero clasificamos a la Liguilla. Nos tocaron equipos muy duros, Tecos, que era un súper equipo; el Cruz Azul y Pumas, que fue la Final. Mantegazza era nuestro goleador, hizo tres goles y logramos una gran ventaja para ir a Ciudad de México. Allá hizo uno más y ellos nos anotaron un solo gol. Otra vez la alegría, otro campeonato para la ciudad, un festejo inolvidable. Ahí se encumbraba Tigres para ser un equipo de época”.
ÉPOCA INOLVIDABLE
Esa época fue inolvidable para los felinos, ya que no solo obtuvieron esos torneos, también disputaron la Final en el 1980. Para su mala suerte, se toparon con el Cruz Azul de Nacho Trelles, que era una verdadera máquina.
A pesar de eso, un par de años más tarde, otra vez Miloc se sentó en el banco auriazul, ya que había estado fuera por problemas de salud, y Tigres consiguió la segunda estrella, con San Mateo como figura en la tanda de penaltis, su especialidad.
Estuvieron cerca dos años después…
“En el 79-80 llegamos otra vez a la Final y nos enfrentamos al Cruz Azul de Trelles. Acá perdimos 1-0, con gol de un ex Tigres, Pipino Montoya. En el Azteca nos hizo otro, y nos hicieron otros dos, en total el global era 4-0. El técnico hizo cambios, nos pusimos 4-3 en el global y tuvimos el empate, pero Tomás Boy erró un gol clave. Perdimos 4-3, pero el Azteca reconoció a Tigres de la manera que jugó”.
Luego, los penales del '82…
“Exacto. Dos años después volvió Miloc e hizo otros cambios, pero mantuvo una gran base. Hicimos un buen torneo, clasificamos, eliminamos a Leones Negros, después al América con un equipo bien armado por Reinoso. En la Final estaba el Atlante, que antes de jugar ya se sentían campeones, se definía en el Azteca. Cabinho nos empató a 8 minutos del final, fuimos al alargue, tuve buenas atajadas, nos fuimos a penales y empiezo a manejar lo que siempre tuve: los penales”.
Los que te vieron jugar dicen que tenías un don para los penales…
“Cuando te patean, es muy difícil saber dónde va el balón. Pero el 80 por ciento de los pateadores derechos, van al lado izquierdo del portero, el otro 20 tira hacia el otro lado. El zurdo siempre va a patear al lado derecho del portero porque es un perfil natural. Es algo que yo no entiendo en las series de penales: cómo los arqueros no se tiran tres o cuatro veces al mismo lado, si haces eso, uno o dos vas a atajar”.
¿Te acuerdas de esa definición?
“Claro. Tiró Ayala, que venía del Atlético de Madrid, la lanzó afuera. La Volpe atajó el nuestro, y después Moses y Lira tiraron a mi lado derecho. Yo me volcaba un poco sobre la izquierda antes de que tiren, les ponía esa trampa, porque era mi mejor lado tirarme hacia mi derecha. Atajé los penales a Moses y Lira. Nosotros no erramos, ganamos el campeonato, y nació el San Mateo Bravo”.
LA TIGREMANÍA
En el Azteca y contra el Atlante de esa época. El título del '82, que tendrá su aniversario el 6 de junio, desató una locura en Monterrey. Gracias a las estiradas del portero volador, los auriazules volvieron a festejar y tiñeron de azul y amarillo toda la ciudad.
Pasan las generaciones, pero el nombre de San Mateo sigue presente. El ex guardameta reveló el sentimiento de que todavía lo reconocen a pesar de haber pasado tanto tiempo y una brillante anécdota con un niño de 10 años.
¿Cómo vivió la ciudad esos títulos?
“Cuando hicimos el recorrido en el '75, fue una locura. La gente emocionada, todos festejando. La del ‘78 que le ganamos a Pumas en México fue muy emotiva, con los recorridos en la ciudad. Pero la emoción fue en el '82, el recorrido del aeropuerto al centro de la ciudad duró cuatro horas y media. No nos dejaban pasar, la gente quería saludarnos y abrazarnos. Fue histórico, se menciona que había más de medio millón de personas haciendo la escalada de Tigres”.
¿Te consideras un ídolo importante para Tigres?
“Sí. Ahí nació la Tigremanía, esa que mencionan de invasiones, que la mayor fue de 20,000 en San Luis. Pero, la mayor fue de nosotros, de 38,000 Tigres en el Azteca. Era un impacto social muy referente de Monterrey, que los Tigres de esa época, con las carencias de aquel tiempo, porque no teníamos campo de entrenamiento, ni gimnasio, avión propio, ni chárter ni nada de eso que tienen ahora”.
Era "otro" futbol en otro contexto…
“Sí, había muchas carencias, porque viajamos en camión. Del '75 al '77 viajábamos en camiones con colchonetas atravesadas, después cambiamos al avión. Los campeonatos fueron históricos, porque fueron campeonatos largos. Siempre lo digo, sin demeritar a los campeones de ahora, que lo son cada seis meses. Pero son todos jugadores de selección, la regla de los extranjeros le permitió armar un verdadero trabuco, con el mérito que merece el Tuca. Miloc diría: ‘A este Tigres lo manejo por computadora’, en aquel tiempo”.
Van avanzando las generaciones, ¿Esa es la razón por la cual no se acuerda tanto de la gente como sí lo hace con los campeones actuales?
“Sí. Lo que dices es cierto, las generaciones cambian cada 15 años, lo nuestro pasó hace 40. Aún así, jugadores emblemáticos como Boy, Barbadillo, Batocletti, Bravo son recordados de manera muy bonita, muy sana. Nos siguen pidiendo fotos, donde sea que nos encuentren. Hay gente joven que te conoce por videos. Hace poco me sucedió una anécdota”.
A ver…
“Entré a la tienda de Tigres y un niño de 10 años me abrazó de la nada. Llegó el papá y me contó que el día anterior estaban viendo la Final con su hijo y le decía que yo era un porterazo. Un día después me toparon, y le dijo que yo era Bravo. El niño vino y me abrazó de la pierna. Se transmite de generación en generación”.
¿Qué significa que mucho tiempo después te sigan recordando?
“Los medios me siguen buscando, entrevistando. Algunos medios me quieren confrontar con Nahuel, pero es algo que no se puede hacer, porque hace 40 años teníamos carencias, ahora tienen comodidades. Nuestra carencia la suplimos con esfuerzo, con dedicación. Ahora Tigres tiene todo, lo único que le falta a Tigres ahora es tener un museo. Un museo como el de Cruz Azul o Pachuca. Tigres no tiene un lugar donde su afición vaya a ver o reconocer la historia de su equipo. No es un reclamo, es un comentario”.
UNA ESTUPIDEZ
Compartiste mucho con Tomás Boy. ¿Te dolió ver todo lo que pasó con Gignac, esta pelea entre dos ídolos?
“Es una estupidez. Lo dije en televisión, es una estupidez estar diciendo quién es mejor. Cómo se les ocurre hacer una comparación. El Tigres actual tenía a Damián Álvarez, Damm, Pizarro y Carioca, tremenda defensa, más Nahuel, todos jugando para Gignac. Tomás jugaba de volante, era el 10, el creativo. Es una diferencia enorme. Tomás tenía que jugar para él, ser el armador, y aún así, metió 105 goles. No pueden hacer esa comparación. Debería haber un reconocimiento mucho más grande para Boy, porque Gignac está parado en el área, esperando para meterla, con toda la habilidad, y la inteligencia que tiene, más su físico, porque es un tipo muy fuerte. Tomás Boy era flaco, muy hábil, habilidoso, técnico. Esa comparación fue muy tonta. Mejor quédense con el mejor Tomas y el mejor Gignac, y no toquen nada”.
Nombraste a Nahuel, ¿tiene algún parecido a Mateo Bravo portero?
“Coincide en algunas cosas. Yo era un gran atajador de penales, en cada equipo que estuve, y Patón es un gran atajador de penales también. La diferencia es que yo mido 1.72 y Guzmán 1.94. Independientemente de eso, es un gran portero, estuvo seleccionado para Argentina. Yo tapé penales para ser campeón de Liga y el también”.
#Tigres | Nahuel Guzmán le propuso a Tigres que le diseñen un jersey como los que usaba el legendario arquero: Bravo. ???? https://t.co/qlMLlTKqTL pic.twitter.com/lY9H0JBvSG
— ONCE Diario (@oncediariomx) April 6, 2020
¿Te molestan las comparaciones?
“El día que en los medios quisieron comparar quien era mejor, yo dije que no se podía. Son épocas diferentes, 40 años de diferencia, en todo. A mí me llena de orgullo que sigan hablando de Mateo Bravo. Hace un tiempo entrevistaron a Nahuel, y le preguntaron por qué no usa un buzo como el que yo usaba”.
¿Y qué dijo?
“Él dijo que sí, y le pidió permiso a la directiva para usar un buzo como el que yo usaba. Es un buzo naranja, como el que yo usaba. En la espalda, donde dice Guzmán, yo veía algo negro, y si agrandas la imagen, es la cabellera que usaba en aquel tiempo. Es un buen homenaje, me lo van a hacer cuando se reinicie la Liga, con ese tipo de buzo de portero. Todos agradeciéndole a Nahuel, que me va a hacer un homenaje. Imagínate lo que es para mí, que después de 45 años de retirado, me vayan a hacer una distinción, si es que lo hacen”.
Fotografía: Mexsport