Allá por el Draft 2010, Tigres jugó un partido aparte con América para quedarse con Damián Álvarez y lo ganó. Lo ganó tanto el equipo felino como el mismo jugador argentino, que por ese entonces tenía 31 años, pero mucho para dar. Y así fue. En siete temporadas se metió en el corazón de los hinchas y se convirtió en una leyenda del club. Por eso tendrá una despedida especial, el martes en el Uni.

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A todo esto, Damián dejó en claro que para jugar en Tigres hay que sentir los colores como parte de la piel misma. La camiseta tatuada al cuerpo de cada uno. Porque para Álvarez, no hay otra hinchada como Libres y Lokos. También elogió a Ferretti y habló del presente del club.

¿Por qué elegiste venir a Tigres?

“El futbol en sí es un desafío porque te pone a prueba constantemente cada fin de semana en los equipos que estés, más allá de la camiseta o los colores. Evidentemente venir a Tigres significaba algo con una proyección distinta, un equipo que no estaba tan bien en ese momento, pero que era un diamante en bruto. Ahora se dieron los resultados, pero en su momento proyectamos este proceso y se dio con creces los resultados, la verdad que fue estupendo".

¿Cómo se llegaron a esos buenos resultados que comentas?

“En base a una creencia y una forma de trabajar. Los resultados se dieron por esa constancia. Nosotros nos sentimos privilegiados por estar en esa historia del club en esta etapa que le dio tanto”.

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¿En qué momento sentiste que Tigres era tu hogar?

“En realidad uno tiene que formar parte de la historia, tiene que tener un sentido de pertenencia en el lugar donde estás, tienes que sentir los colores propios de una manera distinta. Sino no puedes entrar a la cancha y jugar un partido a medias sin sentir la camiseta".

¿Siempre se identificó con las camisetas que vistió?

“Me pasó en muchos lugares, siempre me identifiqué y siempre traté de defender los colores. Lo que tiene este equipo es su hinchada, es su hinchada distinta. Eso te genera un plus de los demás. Entras a la cancha y sabes que esa gente te pone los ojos y pone todo de su parte para ver a su equipo ganar".

Trabajó muchos años junto a Ricardo Ferretti, ¿qué opinión tienes de él?

“El Tuca es todo un personaje. Tiene mucha nobleza. Evidentemente, ser entrenador no es fácil, no es fácil dirigir a 25 personas de alto rendimiento que tienen pensamientos distintos. El objetivo de un entrenador es ubicar a esas personas rumbo a un mismo objetivo y él lo hizo con su sello, con su trabajo, con su mentalidad y con su carácter".

¿Cómo fue trabajar con Ferretti?

“Nosotros nos acoplamos a su idea, más allá de las cosas futbolísticas que me pudo haber enseñado en estos años, es lo que transmite de su vida. Su vida es el futbol como la de todos nosotros, yo jugué 20 años, de una manera estamos comunicados en ese aspecto".

¿En lo personal te marcó también?

“Me ha ayudado en muchos momentos, me ha sabido aconsejar, me ha sabido regañar también, me ha sabido ubicar en ciertos momentos. Eso se valora, más allá de que ambos hayamos conseguido muchos resultados deportivos, te queda esa relación honesta y humana que se tiene que tener dentro del fútbol”.

Viniendo al presente, ¿cómo ves a este Tigres?

“En verdad Tigres siempre va a ser un equipo que será protagonista y tendrá la responsabilidad, no la obligación, la responsabilidad de ser candidato al título. Por los jugadores que están nombrando, por lo que hizo todo este tiempo, porque ya es un equipo top, porque ya tiene a los mejores jugadores del futbol mexicano".

Además, como dijiste, es una camiseta que debes sentir.

“No es fácil jugar en Tigres, no cualquiera va a venir a Tigres hoy en día. Sabemos del potencial y eso a mi me deja tranquilo por saber la calidad de jugadores que tienen. Porque Tuca sigue al mando del equipo, porque la estructura del equipo se mantiene firme".

¿Y ahora cómo vives esa falta de futbol y de Tigres?

“Yendo al estadio como un hincha, me siento tranquilo. No debería haber problema de que el equipo encuentre su mejor forma, haga un buen torneo y siga peleando la liga”.

Fotografía: Cristián Juárez | ONCE