Sábado 16 de julio de 2022

Estados Unidos nutre su legado de ser las Bicampeonas del mundo y uno de los conjuntos más grandes en el futbol femenil de la historia con el talento que salen de sus universidades, esto las convierte en, tal vez, la cantera más grande del mundo.

Los planes suenan como el verdadero 'sueño americano'. Las futbolistas son fichadas por las universidades, pueden desarrollar su talento y a la vez, estudiar una carrera universitaria 'gratis', cuando al año le costarían USD $ 60 mil dólares. Casi todas toman esa iniciativa, salvo un puñado de valientes futbolistas, entre ellas, Lindsey Horan.

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La mediocampista es ejemplo de las pocas que toman su destino y, en vez de pasar por el futbol universitario con la universidad de Carolina del Norte, decidan dar el salto de fe al profesionalismo. Nunca será fácil pasar de convivir con personas de tu edad a entrar a un vestuario de mayores y a Horan le pasó eso, a los 18 años ya estaba en el vestuario de Paris Saint-Germain, donde aprendió y sufrió mucho.

Sus primeros pasos con el conjunto parisino fueron de aprendizaje puro a la mala: no hablaba con mucha gente, era obligada, al igual que sus compañeras, a seguir reglas tácitas de la idiosincrasia francesa (contado por ella a The Players Tribune) y se aisló. Muchas veces llamó a su madre diciéndole que no servía para nada, provocado en parte por los regaños en inglés y francés que sus entrenadores le daban.

Lesiones y no convocatorias le privaron de estar en una Copa del Mundo y torneos importantes para la UWSNT, por lo que lloraba y se preguntaba si había hecho lo correcto, hasta que una luz llamada Tobin Heath (su ídolo, a la postre), le allanó el camino, ya no estaba sola en un lugar que no era su hogar. Heath fue su apoyo y ahí, la actual dorsal 10 de la selección fue ella misma.

Y entonces, el cuadro de las Barras y las Estrellas le abrió sus puertas. El resto es historia, más de 100 partidos con el combinado mayor de su país, una Copa del Mundo conseguida en Francia 2019 y dos Juegos Olímpicos con un podio en Tokio 2020. Con una cadencia para conducir y regatear como si fuera jugadora del potrero, hasta las medias bajas le dan esa pinta de ser la diferente dentro del campo.

Desde el Portland Thorns emigró al equipo más laureado en la historia de la Champions femenina: Olympique de Lyon. Y entonces, en medio de su contrato de año y medio con el archirrival de su antiguo PSG, celebró la conquista del título, el séptimo, sobre el Barcelona de la mejor jugadora del mundo, según FIFA, Alexia Putellas y su Barcelona.

Con una lesión en la pantorrilla que la ha acompañado en la Concacaf W, Lindsey ya consiguió junto a sus compañeras el pase a un nuevo Mundial y tiene la mira puesta en París 2024. Por mientras, sigue marcando pauta que, en ocasiones, seguir tus sueños puede más que los patrones que te dicta la sociedad.

Fotografía: Mexsport