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Duele volver a jugar

Lunes 11 de mayo de 2020

Nadie sabe cómo será el futbol después del coronavirus. Como lo que se quiere es jugar, ya se han aprobado cambios a la regla con tal de que el deporte más popular del mundo siga contagiando de pasión a las masas.

Es decir, el futbol sabe desde donde viene, pero no sabe hacia dónde va. Al menos, por un tiempo, hasta que no se "vacune" al futbol, nada será lo mismo. Esto más que una especulación, es una sentencia.

Alemania ha sido la primera Liga que ha decidido aventurarse a lo que ya se denomina la "nueva normalidad" del futbol, que no es más que otra muy diferente a la que se experimentaba antes del coronavirus. España e Italia le seguirán.

Así como hubo una era AC y DC, o sea antes y un después de Cristo, ahora habrá una nueva AC y DC: antes y después de Covid. Al menos, para el futbol lo será. De hecho, hoy, la cautela y los laboratorios tienen más protagonismo que los mismos equipos.

Hay muchísimos interrogantes sobre lo que viene porque, como nadie sabe con certeza los planes del virus, nada se puede dar por sentado en el futuro inmediato. Lo que se quiere es jugar; lo que no se tiene es paciencia porque las urgencias económicas empujan a los clubes hacia las canchas.

Pero si de algo ha servido este parón por la pandemia fue para reflexionar y educar la cultura del aguante. Para estirar el tiempo hacia atrás y recordar de manera más pausada los numerosos sucesos o personajes del futbol que pasaron a una velocidad estresante en los últimos semestres y años.

Ojalá que en todo este tiempo, el futbol, en general, haya aprendido muchas lecciones sobre su manejo y haya pensado que, como negocio y entretenimiento, necesita del aficionado, pero sobre todo, necesita cuidarlo y no exprimirlo.

En tal sentido, en Tigres y Rayados están preocupados por un tema medular no menos importante para sus intereses económicos: los abonos. Junio siempre ha sido un mes clave para juntar con una pala los billetes por concepto de renovación o compra del plástico para la siguiente temporada.

¿Y ahora? No saben cómo hacerle. De hecho, más complicaciones traerá aún si regresan los partidos, pero sin público.

Es decir, los pronósticos no son muy alentadores. Tigres tiene miedo de que el efecto pandemia le deje mucha menos gente en el Universitario; en Rayados, mucho menos de la que ya no iba al BBVA.

Además, hay otras cuestiones que posiblemente se ignoren, pero que suman al contexto: todo lo que generan los clubes detrás del futbol.

Todo lo que se comercializa y todo el flujo de dinero que se dejará de ganar porque una cosa es que vuelva la actividad y otra muy distinta y fundamental es vivir de esa actividad.

Este último punto comprime las proyecciones. Los aficionados, limitados por las restricciones que impuso la pandemia, tomarán su distancia del futbol.

Probablemente lo seguirán un poco más de lejos en una época donde los clubes necesitarán a sus simpatizantes mucho más cerca.

Una paradoja que pone a los equipos a prueba, casi en una situación insostenible como castigo a tanto despilfarro y a ese valor sólo comercial que siempre le ha dado al hincha en el pasado.

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