MIÉRCOLES 08 MAYO, 2024

¿Beneficia o perjudica?

Martes 03 de noviembre de 2020

Hay gente que, por lo atractivo y emocional que puede ser el formato del futbol mexicano, se les infla el pecho del orgullo. Pero, también existen los que creen que es una vergüenza que un equipo que perdió nueve partidos (caso Puebla), tenga la chance de clasificar e, incluso, pelear por el campeonato.

No voy a tomar postura, solamente me voy a referir a lo positivo y negativo de cada costado. ¿Es emocionante? Claro que sí. Que un campeonato que tenga 17 fechas, le permita a un equipo tener un rendimiento irregular, pero que sabe que ganando los últimos tres o cuatro partidos trepa en la tabla, tiene su pizca llamativa.

Pero, si se quiere comparar a la Liga MX con las mejores del mundo -tiene todos los condimentos para ser una competición top-, también hay que decir que ninguno de los países que marcan la agenda, tienen este tipo de formato.

Podemos usar de ejemplo a Puebla. Un conjunto irregular, que perdió casi el doble de juegos que ganó, todavía tenga chances de meterse en un Repechaje y, de ahí, avanzar a la lucha por un campeonato. Y así, Mazatlán está en la misma. Un entrenador llegó, consiguió un par de triunfos y tiene las mismas chances que cualquiera. ¿Cómo puede permitirse algo así en una Liga importante?

Por otro lado, existe la injusticia para un equipo que tuvo un torneo perfecto -caso León-, pero que puede pasarle de que, en una mala noche, consiga un mal resultado en la Ida, y todo se vuelva cuesta arriba. Hay miles de ejemplos. Claro, el que quiere ser campeón tiene que ganarles a todos.

El hincha mexicano está dividido, pero es inteligente y consciente. Por un lado, es un torneo con estadios magníficos, con jugadores que no todos pueden presumir, con salarios muy altos. Y del otro, la posibilidad de que un cuadro que consiguió apenas cuatro o cinco victorias, de 17 posibles, se ilusiona con ser campeón.

La Liga MX entra en su definición, y será apasionante, todos estarán mirando los partidos con la emoción y las ganas de siempre. Pero, en el análisis, las dos posturas son válidas. ¿Con cuál se quedan ustedes?

Twitter: @GiraudiMatias

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