Editorial

La doble moral de la FIFA

Jueves 23 de febrero de 2023

Pareciera que la máxima asociación de futbol no aprende de sus errores. Su eslogan “El futbol une al mundo” se está volviendo lo contrario.

The Guardian reveló a principios de este año que Visit Saudi (Visita Arabia Saudita) sería el principal patrocinador del Mundial Femenil 2023, pero ¿dónde está lo malo de esto?

Arabia Saudita es uno de los países con la mayor brecha de género en el mundo. Esto quiere decir que las mujeres sufren una gran discriminación de sus derechos humanos en comparación con los hombres.

Las mujeres saudíes viven bajo la tutela de su padre o esposo, no pueden acudir a ciertos lugares sin permiso de “su guardián”, tienen poco o nulo acceso a la educación, a los tratamientos médicos, al trabajo, etc.

Incluso, hasta antes del 2018, ni siquiera podían ir a eventos deportivos sin ser segregadas por sexo. Decir que son tratadas como ciudadanas de segunda clase se queda corto.

Con todos estos antecedentes, ¿cómo se le ocurre a este país asiático querer ser patrocinador de un Mundial donde la principal tarea es romper la paridad de género e incluir a las mujeres a un deporte denominado “para hombres”?

Pero lo peor de todo esto no es solo el atrevimiento de Visit Saudi, sino que la FIFA los considere como opción.  Claro que hay que buscar patrocinadores para que un Mundial llegue a ser lo que debe, pero tampoco hay que doblar las manos detrás de un billete.

No tiene sentido que un patrocinio de este tipo llegue a un evento que trata de empoderar a la mujer. La contradicción es insultante.

Alex Morgan, figura de EUA, es una de las jugadoras que han alzado la voz dejando en claro dónde está el problema: “Yo misma no tendría el apoyo ni aceptación de ese país. Espero que la FIFA haga lo correcto. Moralmente no tiene sentido”. Y tiene toda la razón.

Si bien puede haber temas políticos detrás de este posible patrocinio, no se puede manchar un evento que ha generado mucha expectativa, solo por lo económico. La FIFA está demostrando otra vez su doble cara ante la inclusión y los derechos humanos.

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