
MOMENTO DE CONTRASTES
Viernes 25 de julio de 2025
Actualmente coinciden algunos de los torneos de futbol femenil más importantes del planeta: la Eurocopa, la Copa Africana de Naciones y la Copa América. Esto no solo refleja el crecimiento deportivo, también pone frente al espejo las profundas desigualdades estructurales que aún persisten entre regiones. Tres escenarios, tres contextos distintos.
En un mundo que presume avances en equidad de género, una vez más se demuestra que el verdadero profesionalismo sigue siendo un privilegio, no una norma.
El crecimiento del futbol femenil es indiscutible, y basta con ver los estadios llenos en el Viejo Continente para confirmar que este deporte dejó de ser una promesa para convertirse en una poderosa realidad.
Sin embargo, esa misma expansión deja en evidencia una dura desigualdad. Mientras que en la Eurocopa las jugadoras disputan sus encuentros en estadios de primer nivel, con infraestructura adecuada, acceso a tecnología como el VAR y condiciones óptimas para el espectáculo, en Sudamérica las historias son muy distintas.
Hace poco, la chilena Yanara Aedo, lo denunció con claridad: no hay VAR, no hay espacios adecuados para calentar y las condiciones de profesionalismo brillan por su ausencia en varios aspectos logísticos de la Copa América. Este contraste no solo es indignante, es una alerta que exhibe las profundas asimetrías en el desarrollo del futbol femenil global.
América del Sur y otras regiones siguen librando una batalla no solo deportiva, sino estructural. Las jugadoras no solo deben entrenar y competir, sino también alzar la voz, denunciar y exigir lo que, en cualquier otra rama profesional del deporte, sería un estándar mínimo.
El hecho de que hoy aún haya que pelear por un vestidor decente o por una cancha de entrenamiento en condiciones adecuadas habla de lo mucho que falta por hacer, más allá de los discursos institucionales.
El futbol femenil ha avanzado, sí, pero lo ha hecho a diferentes velocidades y con barreras persistentes. La efervescencia de los torneos internacionales actuales debería servir no solo para celebrar el crecimiento, sino para señalar con fuerza los pendientes.
No se trata únicamente de sumar torneos o visibilidad, sino de garantizar condiciones dignas, equitativas y profesionales en todos los rincones del mundo.
X: bachi_hm1994
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